EL OESTE DE LOS EUROPEOS (II).- ENTREVISTA CON GIR (CONTINUACIÓN)
Charlier debido a sus muchas ocupaciones dejó parado el guión en la página 6, Gir entonces hizo algo que no había hecho hasta ese momento y es continuar por su cuenta.
Hasta la página 20 el proceso es propio, entonces Charlier volvió a asumir la autoria y a partir de ese momento dejaría hacer algunas sugerencias a Gir relativas al desarrollo del guión, aunque se reservaría siempre la última palabra.
De hecho en esos momentos Giraud se encontraba en un proceso de contradicción creativa evidente. Por una parte, era un dibujante reconocido a medio camino entre la vieja y la nueva escuela y bien remunerado, y por otro lado, su relación con Druillet, Mandryka y Clara Bretécher le empujaba a modificar los parámetros profesionales en los que se movía e intentar nuevas cosas, más allá de lo meramente comercial.
La complejidad de la situación se resolvió de dos formas distintas. En principio decidió permanecer en su lucrativo personaje, pero introduciéndole algunas novedades.
De hecho, Gir ya había de alguna había introducido cambios en lo grafico en la fisonomía del protagonista (un poco de tapadillo). Partiendo del aspecto del actor Jean Paul Belmondo, le había ido modificando su rostro, acercándolo a unos rasgos distintos y que a él le parecían más interesantes.
Gir empezó a moverse en dos terrenos distintos. Queria aumentar y profundizar en la psicología de los personajes y además, darle al paisaje una dimensión que colaborase en oscurecer y densificar el drama o dicho de otra manera darle protagonismo al decorado.
En cuanto a lo psicológico Von Luckner era una autentica joya, pues unía a una maldad digna de ser tenida en cuenta, una simpatía a la que el lector no permanecía inmune.
El propio autor lo definía como de una edad suficiente como para poder perfilarlo rotundamente desde el punto de vista gráfico, y lo suficientemente joven como para reflejar una naturaleza profundamente peligrosa.
Además, utilizaría al actor norteamericano Spencer Tracy, para dar rostro a uno de los cazarecompensas, intentando con ello dar una mayor verosimilitud al escenario y a los personajes.
A todo esto sumaría la adaptación (o plagio) de un relato que Gir había leído en su juventud (Los cazadores de oro de Oliver Curwood), el escenario empezó a tomar vuelo.
El resultado no pudo ser mejor y la serie a partir de ese momento giraría sobre sí misma para dar lugar a la saga de Chihuahua Pearl, que es posiblemente el mejor oeste jamás realizado sobre el papel.
Precisamente cuando se realizó la entrevista con Moliterni, Gir estaba iniciando el primer tomo de 'Chihuahua Pearl', y podemos calificar de central el año 1970 en la la carrera y evolución de Gir.
Continuemos con la segunda parte de la entrevista, para todos aquellos que les pueda interesar. Estamos en casa de Jean Giraud en el fresco verano francés de 1970, y en estos momentos entrevistador y entrevistado entran en profundidad sobre el presente y futuro del cómic.
Charles Caum
SEGUNDA PARTE DE LA ENTREVISTA GIR-MOLITERNI PARA PHENIX.
C. M. - Una pregunta... Muchos dibujantes juntan sus planchas una detrás de otra sin ningún sentido narrativo ... Sin embargo, ud. utiliza lo que hemos llamado (Pierre Couperie y yo mismo), la técnica narrativa, que fue el tema de nuestra exposición en el Museo de las Artes Decorativas en 1967, eso: ¿Es por Gillain, es por el cine, o es que piensa que esos son las formas específicas en las que se tiene que desarrollar el cómic?
J. G. - Le diré, lo que aprendí con Gillain en esta cuestión es sobre todo lo qué no se debe de hacer. El resto es una cuestión de sensibilidad y no sé donde se aprende... Aunque se pueden reconocer patrones, no pueden ser aplicados de forma seca y dogmática ... y aplicarlo a la carta lleva a realizar un cómic aburrido.
Es la inspiración y la sensibilidad las que deben de guiar la técnica. El problema del color está relacionado con la técnica narrativa. También en este caso creo que Gillian es un innovador, al menos en los cómics de habla francesa, "Tráfico de armas", entre otros títulos es una pequeña obra maestra en ese sentido. El hecho de que sea el hijo de Gillain, Benoit, el que lo hiciera cuando tenía dieciséis años no cambia nada en ese sentido, porque el pulso y el diseño creativo emanaron de Joseph Gillain.
Esta concepción en el uso del color es también la mía, basada en la investigación de la atmósfera y adaptada al estilo western, y está relacionado de forma tenue y sutil con la técnica narrativa.
Estas relaciones son más evidentes en Hergé y Jacobs y llegan hasta la redundancia visual en algunos cómics americanos.
C. M. - George Wunder ha utilizando este sistema y los resultados son fantásticos, y también el dibujante de "Dr. Kildare" cuyos colores son utilizados sin matices y donde hay un rojo similar a las composiciones de Hamilton...
J. G. - Sí, el uso de colores aparentemente irracionales provoca un choque emotivo en el lector, pero este sistema es de manejo delicado y fácilmente se cae en el manierismo, si se consigue salir de esa trampa, puede ser interesante. La imagen así separada de su caparazón y de la narrativa con la que está en contacto, también ha sido bendecida por un buen número de artistas "pop".
C. M. - Para volver a la técnica narrativa, el color así utilizado indica la intensidad emocional que se corresponde a un momento específico.
J. G. - Sí, por supuesto, pero de nuevo se corre el riesgo de la redundancia visual, además de una cierta ingenuidad...
Te doy un ejemplo, acabo de terminar una imagen violenta: un jinete cayendo por un barranco, la parte inferior de la imagen es bastante turbulenta, rocas, polvo, y el caballo y el jinete se unen enredados entre sí...la parte superior, por contra es un cielo vacio y sin nubes ... así que podría darle un color rojo para indicar de alguna manera el "Drama" ... pero yo prefiero tranquilizar la escena con un color amarillo muy pálido, para que la atención del lector se centre en lo que se produce más abajo.
C. M. - ¿Quien es Blueberry?
J. G. - Al principio con Charlier quería hacer una especie de Jean Paul Belmondo ... pero yo tenía dificultades para mantener el parecido ... un día me cansé y comencé gradualmente a realizar cambios para que se terminara pareciéndo únicamente a Blueberry , la nariz rota, la cara mal rasurada con media barba, sucio, con el pelo cada vez un poco más largo, pero eso le ha sucedido a mucha gente últimamente (finales de los sesenta)...
C. M. - Usted vive en el mundo de Blueberry?
J. G. - No, pero me resbalo hacia allí con bastante facilidad.
C. M. - ¿Va a envejecer?
J. G. - Sí, me gustaría hacerle envejecer a la par que yo, va a ser gracioso verle dentro de treinta años.
C. M. - ¿Va a llegar a general?
J. G. - Si se lo propone, intentaré detenerle. En lo que respecta a su posición social se navega en pleno equívoco. No se distingue claramente lo que es él en el fondo como persona.
C. M. - Él no se recluye muy frecuentemente en su regimiento...
J. G. - No, aunque Blueberry es un militar... uno de verdad. Yo le he rogado muchas veces a Charlier que le hiciera desertar o algo así. Cuanto más avanzamos se comprende menos como un tío así puede soportar el uniforme. En fin, después del los últimos episodios la situación parece evolucionar favorablemente y girar hacia lo paramilitar (Gir se refiere al guion de 'Chihuahua Pearl' que estaba realizando en esos momentos).
C. M. - ¿Cuáles son las influencias del cine, Sergio Leone, por ejemplo?
J. G. - Admito que me impresionó y que su concepción del Western afectó a mi estilo... pero yo no soy el único y sus películas le han dado muchos dolores de cabeza a los directores de Hollywood.
Reconozco las influencias de Pekimpah, Monte Hellman y Leone en lo cinematográfico, Caniff, Foster y Remington en lo gráfico. Todos ellos me afectaron sucesiva o simultáneamente ¡Vaya ensalada eh! Cualquier dibujante de historietas occidental tiene problemas terribles con los mitos fabricados durante medio siglo en Hollywood. No se puede escapar fácilmente de ellos, sólo jugar con eso y volver a la carga de vez en cuando con las fotos de época.
Tardi ha hecho una historia sobre Billy el Niño, con base únicamente en los documentos que se conservan de la época y es fascinante No es fácil ver el western con los ojos de inocencia infantil, o por lo menos yo no puedo...
C. M. - ¿Cuál es la relación con su guionista?
J. G. - Al principio yo estaba tan preocupado por hacer un dibujo correcto que ponía todo lo que tenía sobre todo en hacer una buena traducción del escenario que Charlier hacia para mí.
Pero con el paso del tiempo estoy tentado de intervenir, sea resistiéndome en algunos temas o intentando hacer cambiar el curso de los acontecimientos o la psicología de los personajes... Yo creo que esta corriente entre el dibujante y el guionista enriquece la historia mucho más que el tipo tradicional de colaboración que tabica estas dos actividades...
Sé que muchos guionistas no estarán de acuerdo con esto. Con Charlier trabajamos juntos el tema, pero, sin embargo, es él quien establece los límites, unos límites muy precisos y completos, pues sabe que si yo aporto modificaciones, en última instancia no cambian el sentido de la historia.
C. M. - ¿Cómo ve el futuro del cómic en general?
J. G. - Depende de lo qué hablemos. En la parte ideológica debemos dejar de confundir el cómic de adultos y el realizado para adultos. Un cómic adulto compromete completamente a su creador y se le puede considerar como cualquier otro medio de expresión con todo lo que ello implica.
En cuanto al cómic para adultos, creo que es una definición demagógica y de de bajo valor. Y sobre las formas futuras que esto pueda adoptar, ese ya es un problema relacionado con la supervivencia, o no, del 'continuara'.
C. M. - Si todo el mundo se está haciendo esta pregunta, es que tal vez hay una respuesta: ¿Esa respuesta podría ser la historieta por capítulos?
J. G. - Es una perogrullada, pero en realidad, se puede dividir una historia de 48 páginas en 6 episodios completos Que, unidas entre sí, tienen una continuidad como Greg y Herman hacen con "Comanche' para la revista Tintín.
C. M. - Y como Forest hizo con Barbarella y Gigi con Orion?
J. G. - Pero la desventaja es que el dibujante no puede hacer seis planchas a la semana si la historia no aparece más que una vez al mes (?). El problema es que estos dos planteamientos se encuentren.
C. M. - Roger Lecureux utiliza esta técnica en ocasiones, lo hizo con Teddy Ted y fue abandonado Rahan. Continua haciendolo, lo único que lamento es que tiene que articular una larga historia en ocho episodios de 'Los pioneros de la Esperanza'.
J. G. - Es una solución, pero hay otra que me parece más interesante y es la aparición de la historia completa sin prepublicación semanal, como en el caso de Jodelle, Saga de Xam y otros que abrieron ya esa via.
Pero al margen de Cuvelier, ningún dibujante "tradicional" ha tenido la oportunidad de dedicar uno o dos años de su vida a preparar a fuego lento una obra maestra, bien por imperativos comerciales, por problemas de censura o por la exigencia de la publicación semanal (creo que Phillipe Druillet preparando desde hace algún tiempo un "invento" personal sobre este tema. Admito que ese es mi sueño y no descarto que un día pueda hacerlo realidad.
Pero, para ello se necesita que los editores consideren el cómic como un medio de expresión artística completo, justificando inversiones y riesgos, y que consecuentemente la prensa no especializada valore la aparición de un álbum con el mismo interés que el lanzamiento de una película o la publicación de un libro.
En caso contrario, nos guste o no, el comic está destinado al doble gueto del consumo infantil o del esnobismo estético.
C. M. - Para concluir, continuará con el western?
J. G. - Por supuesto, siempre y cuando el deseo de hacer otra cosa no sea más fuerte.
C. M. - Así que veremos a Blueberry en 'Pilote' un largo tiempo...
J. G. - ¿Por qué no durante un centenar de años? Tal vez yo sea sólo él primer dibujante de la serie.
Entrevista realizada por Jean Claude Moliterni en casa de Jean Giraud, en agosto 1970.
Hemos querido complementar esta entrada con una curiosidad aparecida hace algunos años una edición norteamericana en blanco y negro (Texas-1996) de Blueberry. Si bien el tomo era más bien penoso, incluía una historia hecha por Gir para tal efecto y a la que luego le daría color, bajo la firma de Jean Gir.
Su nombre 'Tres pájaros negros' y a ella hemos conseguido sumarle su versión en color, bastante difícil de encontrar por cierto. Con esto nos despedimos con nuestros mejores deseos hasta la próxima entrada.
En la anterior entrega hablábamos de la importancia axial de 'La mina del alemán perdido' en el desarrollo de la serie de Blueberry. Antes de concluir con la entrevista de Moliterni debemos hacer algunas puntualizaciones.