28/3/09

LAS OPORTUNIDADES PERDIDAS DEL CÓMIC ESPAÑOL: DANI FUTURO-1


1.-Carlos Giménez.
Los que hacemos este blog, hemos tenido siempre una gran admiración por el trabajo de Carlos Giménez. Este autor tiene el merito de haber construido una obra de enorme valor y en medio de un ambiente, que no era precisamente muy favorable a ello. A lo largo de más de cuarenta años de profesión, ha tocado todos los géneros con extraordinaria brillantez. El insoslayable compromiso con su obra, hacen de él una ‘rara avis’ dentro de lo que ha sido y es el panorama del cómic español. Desde ‘Gringo’ a su trilogía sobre la Guerra Civil, ha sido siempre honrado consigo mismo, con su trabajo y con el público. Y habría que aclarar que Carlos Giménez ha tenido cinco hijos y tiene que pagar las facturas a final de mes como todo el mundo.

Casi todos los autores suelen tener una empatía hacia un género en especial y Carlos Giménez la tiene hacia la ciencia-ficción (aunque no solo). Su estilo cargado de fantasía y preciosismo esta especialmente dotado para este tipo de trabajos. A ello uniría en ‘Dani Futuro’ una frescura que hoy nos resulta enternecedora.

Hay mucho material acumulado sobre este locuaz creador (monográficos, entrevistas, opiniones diversas…). Pero en este pequeño artículo, solo nos vamos a centrar en la oportunidad perdida por el cómic español en relación a una serie creada por él y Victor Mora y que se llamó y se llama ‘Dani Futuro’. Esa serie pudo llegar a ser el gran referente comercial del cómic español realista después de ‘El Capitán Trueno’. No fue así. Se lo impedirían una situación histórica muy determinada y una industria miope y desinformada, que prefirió abortar el producto, antes que compartirlo con sus creadores.

2.-‘Gaceta Junior’ y ‘Dani Futuro’.
En 1968 surgió ‘Gaceta Junior’, una magnífica revista de tipo infantil-juvenil patrocinada por la empresa del periódico ‘La Vanguardia’ (propiedad del Conde de Godó). Mezclaba sabiamente material de agencia italiano y belga y constituyó un interesantísimo intento de dignificar el género. En sus primeros números, aparecerían, además del ya famosísimo Tintin, estupendos autores, hasta entonces desconocidos en España: Battaglia, Aidans, Kiko, Pratt, Toppi…etc. Mas tarde y en una segunda etapa, la revista cambiaría de rumbo e intentaría recuperar a los dibujantes españoles. El director de la publicación, José Maria Echevarria se dejó llevar por el autentico artífice de esta revolución, que no era otro que su redactor jefe, Antonio Martín. Su figura se extiende durante muchos años y de él, entre otras cosas, cabe decir que seria Director y Editor de ‘Bang’ (el gran referente de las revistas sobre cómic en España) y también Director-Editorial de la sección de Planeta dedicada al cómic.

Entre los dibujantes españoles, que los lectores irían viendo aparecer en sus páginas, estaban Chiqui de la Fuente, Jordi Buxade, Builla, Carrillo y alguno más. Pero incuestionablemente y entre todos ellos la obra de ‘Dani Futuro’ surgiría con luz propia. Aunque ya hubo una presentación previa del personaje, en el numero 75 pudimos ver su primer episodio (19 de marzo de 1970). Su guionista Victor Mora (autor del Capitán Trueno) recibió el encargo de una serie de ciencia-ficción para jóvenes, y a la hora de elegir dibujante, realizó la mejor de las elecciones posibles con Carlos Giménez, que por aquel entonces ya había apuntado maneras con ‘Delta 99’. Carlos estuvo encantado de trabajar con él.

El niño nació sano y robusto (se publicaba en ‘La Vanguardia’ y en la revista) y despertó interés y curiosidad en España y fuera, pero algunos intentarían terminar con su vida en la misma cuna. Cuando la revista estaba remontando en ventas y su futuro se abría esperanzador, fue cancelada, iniciándose una lucha despiadada por los derechos del personaje.

3.-Los derechos del personaje.
Sobre este tema, que hoy nos parecería inconcebible (inconcebible solo en Europa), no insistiremos demasiado. Solo diremos que sus autores asistieron alucinados a la venta de derechos del personaje a una sociedad belga que le había puesto el ojo. Se inició así una lucha en los tribunales que duraría años. Mientras tanto, sus creadores tuvieron que volver a dejar al bueno de Dani en hibernación, a la espera de tiempos mejores. Surgieron en el entreacto dos nuevas series de parecido cuño: ‘Ray 25’, una historia con temática similar (de la que ya hemos hablado aquí) e ‘Iris de Andrómeda’, que no era otra, sino la revisión crecidita de la juvenil amiga y compañera de aventuras de nuestro héroe. Ambos fueron publicados en el Tintin franco-belga dirigido por Greg.

4.-Bruguera y el color.
Pero no nos adelantemos a los acontecimientos. La cancelación, le pillo con el pie cambiado a todo el mundo. El Nº.-3 de ¡Bang!, especialmente dedicado al personaje, tuvo que añadir al panegírico inicial, las lagrimas por su prematuro final. Poco después aparecerían dos álbumes de Bruguera (y sospechamos que sus autores no tuvieron nada que ver en ello) que desvirtuaban completamente al personaje. El color, tan especialmente cuidado por Giménez en su trabajo inicial, parecía haber sido dado para esta versión por un alcohólico en fase aguda de ‘delírium tremen’. El rotulado mecánico había devaluado el concepto general y por si fuera poco, la línea no se distinguía por la densidad del color en muchísimas ocasiones. ¡Peor imposible!

Los autores se lo pelearían y lo ganarían en los tribunales, en buena parte gracias al testimonio prestado por Antonio Martín. Pero el daño ya estaba hecho, un personaje que nacía con todas las características de éxito comercial, seria relegado a la emigración de la revista Tintin y cabe decir que allí, los niños belgas nunca llegaron a tomarle demasiado cariño (en las encuestas con la valoración de personajes de la revista, siempre salía entre los últimos). Greg, que entendía del tema, lo mantuvo contra viento y marea.


Las imágenes de la izquierda corresponden con las publicadas en Gaceta Junior (coloreadas por su autor) y las imágenes de la derecha corresponden a la versión coloreada por Bruguera.
5.-El color en la obra de Carlos Giménez.
Carlos Giménez ha renunciado a muchas cosas a lo largo de su vida en beneficio de su obra. Por un lado cabe decir, porque lo dice él, que es lento a la hora de dar el color y que ha preferido volcarse en el dibujo, con el objeto de aumentar su producción (aproximadamente un álbum al año).


Indudablemente su obra desde el punto de vista comercial se hubiera revalorizado en color, pero experiencias previas de carácter negativo le hicieron desistir de ello. Y dentro de estas tristes experiencias, figura la edición de Bruguera de ‘Dani Futuro’ con letras de molde. Carlos Giménez es consciente que el color es un código narrativo que incide en la legibilidad del cómic y desconfía (seguramente con razón) de que los modernos sistemas de producción del color perjudiquen la calidad de la obra, sobre todo si no se tiene el control adecuado sobre los que lo realizan.
Pero ese problema no esta presente en ‘Dani Futuro’, pues fue coloreado de manera excelente. El personaje en color es un autentico desconocido para el lector de cómic español y no estaría mal refrescarle la memoria.
















6.-Resumen.
Con experiencia tan traumática y aunque los guiones y los dibujos continuaron siendo interesantes después de los dos primeros álbumes, la sensación que producía el personaje, es que se había perdido una oportunidad única y que difícilmente volvería a producirse la magia de la frescura inicial que unía en un ensamblaje perfecto el guión de Mora y los dibujos de Giménez.
Queremos rendir aquí un sentido homenaje a ‘Dani Futuro’, a sus autores y a todos los que colaboraron en su aparición o su supervivencia. Pero no nos conformamos con ello. Creemos que el cómic español le debe una edición integral en color.
En la siguiente entrada hablaremos de las distintas ediciones, tanto españolas como extranjeras, de Dani Futuro.


22/3/09

LAS ADAPTACIONES LITERARIAS AL CÓMIC

El cómic ha utilizado en multitud de ocasiones a la literatura como punto base para la realización de un guión. Dado que existe el problema de los derechos y teniendo en cuenta que los autores de este medio no suelen tener ni el dinero para pagarlos ni los canales para obtenerlos, la mayor parte de los que deciden hacer este tipo de adaptaciones optan por una doble vía. O bien piratean una idea inicial y la adaptan a lo que quieren hacer, o bien tiran del cajón de sastre de la literatura universal. En este último territorio la literatura decimonónica es especialmente apetecible, pues es más afín al pensamiento contemporáneo que otras.
MOBY DICK

Ilustración de José Ramón Sánchez.
Las obras de Shakespeare resultan arquetípicas en torno a las pasiones del ser humano y los grandes títulos de la literatura del siglo XIX lo son en relación a lo que venia después (s. XX), que no era poco. Sin ánimo de ser prolijos diremos que Moby Dick es una parábola sobre el enfrentamiento del ser humano (Capitan Achab) con el medio (Moby Dick) y su destrucción conjunta. ¿Les suena? Melville no era un autor de largo recorrido, como Stevenson, Poe o Wells, y si hoy día se le recuerda es precisamente porque acertó a plasmar este conflicto de forma convincente en una novela.
¡Bien! Pero aquí se habla de cómic, así que pasen y vean como interpretan esta gloriosa epopeya unos autores de amplio calado. Cada ser humano es un universo en si mismo y su interpretación del mundo es única e intransferible. Ninguna de las versiones del gigante blanco que presentamos tiene nada que ver con la otra y todas son buenas. Pero ¡Ojo! tengan en cuenta que escoger, muchas veces supone renunciar.
Will Eisner

En algunos autores de cómic, tiene preeminencia lo grafico (la mayoría) y en otros la predilección esta en lo literario, convirtiéndose el dibujo en un atajo para llegar a lo que a ellos realmente les interesa. Eisner pertenece a este segundo grupo.
En su haber figura ‘Spirit’, (del que por cierto, hace poco hemos tenido una horrorosa adaptación al cine, realizada por Frank Miller) y ¡como no! la invención de un genero, que si bien no era nuevo, ha sido refundado gracias a su ‘Contrato con Dios’ con el nombre de ‘novela gráfica’. En su debe, esta una cierta pretenciosidad y pesadez en todo lo que hacia (esto es opinable).

Este ‘Moby Dick’ se encuentra recopilado en el segundo de los libros que hizo sobre lo que el denominaba ‘El arte secuencial’. Si bien, la datación de la obra es muy antigua, no deja de ser curioso, en un autor como Eisner, la ingenuidad e inocencia de su planteamiento.

Dino Battaglia

La obra y la personalidad de Battaglia requieren un libro. Aquí y ahora nos limitaremos a esbozar un somero apunte sobre este magnífico autor.

Muchos artistas (no solo de cómics) se mueven entre lo que hacen y lo que desean hacer. Por supuesto, que pasar de una cosa a la otra no es tarea fácil. Cuando Battaglia realizó esta adaptación para la revista ‘Sto. Kirk’ (1.967) se encontraba en pleno periodo de transición. Por una parte, el universo infantil-juvenil (que conocía tan bien) se le estaba quedando pequeño a ojos vista, y por otra, no se atrevía a soltar amarras. Su ‘Moby Dick’ es una buena muestra de las dudas que le atenazaban en aquel tiempo

Seria su amigo Sergio Bonelli (el editor de Tex) quien rompería el nudo gordiano en 1969, al llevar unas páginas suyas (sin su permiso) a ‘Linus’. Este pequeño y aparentemente insignificante acontecimiento redirigiría la carrera de Battaglia hacia su versión más adulta y brillante.

Como muestra de su meticulosidad cuando emprendía una obra, os presentamos también (por el mismo precio) parte del trabajo de documentación acumulado para la realización de la misma.

Paul Gillon
Nos encontramos ahora frente a uno de los mejores dibujantes que ha dado el cómic francés y resume en si mismo una de las problemáticas del cómic en general. Sin un buen guión, difícilmente se llega a ningún sitio.

Inició su andadura en los 50, con un relato sobre la revolución comunista en China ‘Tormenta en China’ (tema difícil donde los haya). Después navegaría brillantemente por el género de piratas con Jérémie. También se movió con soltura en las tiras de prensa con ’13 Rue de l’Espoire’. Su cota máxima la lograría con los cuatro primeros episodios de ‘Los naúfragos del tiempo’ bajo guión de Forest (aunque lo firmarían conjuntamente). Los seis siguientes (que firmaría solo), a pesar de notables aciertos gráficos, fueron perdiendo fuelle en la parte literaria e imaginativa. Tocaría el tema del sexo explicito con los cuatro episodios de ‘La superviviente’ (un relato de ciencia ficción) y los tres de ‘Los leviatanes’ (policiaco). Del sexo explicito paso a lo ofensivamente pornográfico en ‘Juana de Arco’ (tengamos en cuenta que es santa y es la patrona de Francia) y ahí si que pinchó en hueso. Esta última parte de su trabajo es de dudoso gusto y sospechamos que su publico no aumentó (como tal vez pretendía), sino más bien todo lo contrario.

Hemos citado algunos de sus trabajos, pero realizó muchos más. ‘Moby Dick’ es el encargo de una editorial que proyectaba pasar al cómic los clásicos de la literatura universal. También, y para la misma colección, haría una interesante versión de ‘El jorobado de Notre-Dame’. Las páginas que presentamos, tienen todas las características del arte de Paul Gillon: un magnífico dibujo unido a una frialdad de planteamiento que le aleja del lector.

Bill Syenkiewick
La sensibilidad norteamericana y la europea en torno del cómic son muy diferentes. Así que algunos dibujantes europeos que trabajan para Estados Unidos (sobre todo en ediciones de superheroes) han tenido que ser previamente lobotomizados para poder realizar correctamente su trabajo (¡es broma!). A pesar de la superioridad intelectual europea, no debemos olvidar que el cómic como tal, nació y se desarrolló en Estados Unidos y esta en deuda con muchos de los autores que ha habido al otro lado del Atlántico (inclúyase toda la escuela clásica). Obsérvese que decimos ‘ha habido’, porque últimamente la cosa esta mas bien flojita.

Ningún gran personaje europeo de cómic (de Asterix a Tintin), ha logrado nunca triunfar en USA y obras europeas de altísimo nivel no alcanzan tirajes de más de 10.000 ejemplares, cifra ridícula para ese país. El lector medio norteamericano tiene características mucho más ‘frikis’ que el europeo, y a la mayor parte de ellos no les gusta lo que se hace en la vieja Europa, (lo encuentran demasiado ampuloso e intelectual), aunque curiosamente, si les gusta a los profesionales del medio (igual que en el cine). Hacemos este preámbulo para presentar a Bill Syenkiewick, un extraordinario artista del que habría muchísimo que hablar y que solo tenía un defecto para su propio mercado, era demasiado afín a los planteamientos europeos. O dicho de otra forma, es un autor muy ‘leido’ y ‘escribido’.

Realizó su ‘Moby Dick’ como un encargo; luego, en una entrevista diría que se arrepentía de ello, no por el resultado grafico (que es excelente) sino porque pensaba que el cómic no debía ser feudatario de otros medios.

Carrillo – Antonio Pérez García
El pincel y Carrillo eran hermanos siameses. Sin embargo su estilo era muy personal y no debía nada (o casi nada) a Caniff. Sus trabajos en ‘Gaceta Junior’ (1969) le dieron renombre en el mundo profesional. Podemos recordar una especie de ‘Tarzan’ transplantado a la India que se llamaba Sambhú, mas tarde rebautizado como ‘Gora Gopal’.

Buen profesional del medio, no llego nunca a brillar en exceso, quizás por la feroz competencia entre la gran cantidad de buenos dibujantes que había en la época.
Como anégdota, decir que si bien las mujeres de Carrillo eran muy guapas, en mi humilde opinión les sobraban de 5 a 6 kilitos (cuando menos) o no.

Ilustración de portada de Antonio Bernal
Su ‘Moby Dick’ lo realizó para la colección de Bruguera ‘Joyas de la Literatura Universal’. Es un trabajo de encargo, realizado de forma muy correcta y pulcra. El color no es obra suya, y dado como se las gastaban los coloristas de esa editorial en el policromado, no se puede decir que esté nada mal.

Fontanarrosa
La facilidad para el dibujo del argentino Fontanarrosa era enorme. Era capaz de cuadrarse una página en muy poco tiempo y además tenia un sentido innato de la composición de página que lo hace visualmente muy atractivo. Hablamos en pasado porque desgraciadamente falleció hace poco (2007).

Su principal ocupación fue el dibujo humorístico. Recordamos varios albumes sobre el futbol argentino realmente abracadabrantes. Colaboró en algunos espectáculos de “Le Luthier” (Mastropiero que nunca).
Esta sátira de Moby Dick salió originariamente en ‘Totem’ y estaba unida a otras reinterpretaciones personales de los clásicos literarios. A nosotros nos gusta.

Leo Durañona
Argentina es un país que ha dado al mundo una enorme cantidad de dibujantes de enorme talento. De Breccia a Salinas, pasando por Quino, la lista es grande y sus componentes difícilmente podrían ser encuadrados en un estilo o escuela, aunque eso si, tienen un toque que podríamos calificar de ‘europeo’. La mayor parte de ellos no han tenido más remedio que emigrar (ellos o su trabajo).

Durañona venía de la publicidad y se nota. Trabajó durante varios años para las revistas de terror de la Warren, y a través de sus ediciones en España tuvimos noticias de su trabajo. Más tarde le volveríamos a ver en las publicaciones de Toutain.
Este trabajo pertenece a su etapa argentina y ya contiene los elementos que le darían cancha en los años que se dedicó al cómic: solvencia y base gráfica. No descartamos revisitarle en alguna otra ocasión para comentar más ampliamente su trabajo.

Anónimo norteamericano – A MOVIE CLASSIC DELL 1956. (¿Frank Thorne?)
Durante muchos años, ni los guionistas, ni los dibujantes en USA de comic-book salían en los créditos. Este es un caso de excelente factura, que no sabemos a quien adjudicar, aunque tenemos dos sospechosos.

Dibujado por Frank Thorne inicial, mucho antes de que se disfrazara de brujo y se paseara por todas las convenciones de cómic norteamericanas con “Stas. Guerreras muy agraciadas y muy ligeras de ropa” (Alex Toth nunca le perdonaría eso, ni que clonase el estilo de Kubert y se lo recriminaría hasta el final).