INTRODUCCIÓN
Hoy la gente cree sólo en cosas importantes relacionadas con la ‘Economía’ (el PIB, ‘la Crisis’, el patrón oro o el valor del euro/dólar…) y ya nadie cree en las hadas, los gnomos o los ‘elementales’, esos seres que según la tradición más antigua de la humanidad aportan el sustrato energético básico y posibilitan el intercambio entre las distintas fuerzas de la Naturaleza. Hoy ya nadie cree en ellos, pero no siempre ha sido así…
Todas las culturas de la tierra dan noticias de estos pequeños seres que habitan en los lugares más inusitados del bosque, el agua, el fuego o del fondo de la tierra. En este sentido los cuentos de origen celta han sido especialmente prolijos sobre la cuestión, y dentro de esta, las leyendas de origen irlandés se llevan la palma.
En la Edad Media estas historias eran moneda de curso común, pero el que tenga curiosidad o interés por ellas puede andar un poco más lejos y las podrá también encontrar en la tradición greco-romana o en todo el Oriente (medio y extremo), con amplia representación en la cultura china. Las hadas, sílfides, ninfas, náyades, tríades, trasgos, duendes, silfos y genios parecen estar marcados a fuego en el subconsciente colectivo de la humanidad, así que lógicamente los encontramos por doquier, si bien es verdad que cada cultura pone su énfasis en los temas y los seres intangibles que más le gustan o interesan.
La información actual sobre estos temas nos viene delegada por las adaptaciones cinematográficas realizadas en su mayor parte por Walt Disney, relativas a cuentos y leyendas europeos. Pero, una vez vistos y apenas cumplidos los siete años, los niños actuales dejan automáticamente de creer en lo que ahí se les cuenta y pasan, eso sí, a creer en otras cosas igualmente increíbles.
El último espíritu ‘crédulo’ que recogen los anales fue Sir Arthur Conan Doyle, el famoso creador de ‘Sherlock Holmes’ y de ‘El mundo perdido’. Este autor pertenecía a un movimiento espiritista, a través del cual supo de dos niñas francesas se habían fotografiado con hadas. Arthur tragó la carnaza y el anzuelo por el mismo precio, al igual que haría su amigo Houdini, e hizo profesión pública de fe sobre que lo que se había fotografiado era cierto.
La investigación pareció desmentir ampliamente la autenticidad de las fotos y todos los que se movieron en terreno tan resbaladizo, quedaron en entredicho. Para aumentar los enigmas sobre esta historia, ya en la ancianidad, una de las niñas dijo que todas las fotos eran falsas menos una, pero que las hadas eran auténticas.
Bien, dejemos al bueno de Conan Doyle y su ‘affaire’ con las fotografías de hadas y vayamos al terreno de las representaciones literarias e ilustradas de este curioso mundo.
LA TRADICIÓN FEÉRICA EN SHAKESPEARE
La versión que hemos decidido presentar para ilustrar el tema de las hadas es una obra del más grande autor y dramaturgo que vieron los siglos. Por supuesto nos referimos a William Shakespeare, que tenia la enorme virtud de no dar nunca puntada sin hilo y, dada la amplia producción que llegó a reunir, el acertar siempre no puede decirse que fuera tarea fácil.
El teatro shakesperiano no solo buscaba el drama y el análisis de los sentimientos humanos, sino que en ocasiones derivaba hacia el simple y puro entretenimiento. Tal es el caso de ‘Mucho ruido y pocas nueces’ o de `El sueño de una noche de verano’, la obra que nos ocupa.
Esta historia era y es divertida y nos presenta una disputa banal entre dos auténticos pesos pesados: Titania, la reina de todo lo bello y elevado de la Naturaleza (reino en el que figuran las hadas) y Oberón, que ejerce su dominio sobre todo lo que es frio, oscuro y pesado en el mismo ámbito. A pesar de sus diferencias, o quizás por ellas, forman pareja estable.
Los equívocos se suceden constantemente y los espectadores, a lo largo de cuatro siglos, han disfrutado con ellos. Mientras unos entran y otros salen, algunos aparentan lo que no son y otros no son lo que aparentan. Con estas características no es de extrañar que se pueda conjeturar como el más claro precedente del ‘juguete cómico’ y del ‘bodevil’ (en el que el bosque hace de armario).
Aunque la obra tiene personajes impagables, a William se le ocurrió que no estaría mal añadir un poco de pimienta al guiso e ideó un pequeño y travieso servidor de Oberón que hiciera de hilo conductor. El irónico y sarcástico Puck terminaría por llevarse el gato al agua y se convertiría en el centro de gravedad sobre el que gravita la obra.
De las escenas que sobresalen en su desarrollo, sin lugar a dudas la imagen de la hermosa y mayestática Titania arrobada de amor por un extraño hibrido entre un hombre y un burro ha generado una profunda huella en imaginario colectivo y el mundo del arte lo ha representado en multitud de ocasiones.
Pero no todo es diversión en el cuento, inmerso en él se encuentran elementos iniciáticos y esotéricos, que a semejanza de ‘El asno de oro’ de Apuleyo, nos hace pensar que nuestro querido William no iba precisamente descalzo tampoco en este apartado.
Shakespeare, aunque sólo hubiera sido por esta obra, hubiera alcanzado fama y reconocimiento mundial, pues es tal la fuerza del relato que ha tenido adaptaciones a todos los medios artísticos regidos por las musas, incluidos la música (Felix Mendelssohn) y el ballet.
La fama de Titania y Oberón ha superado su propio ámbito literario y dos lunas de Urano llevan su nombre. Para los que no nos crean, aquí las ponemos, en fotos facilitadas por la NASA.
En cuanto a los que se han atrevido a ilustrar el relato, hay que hacer mención a los pintores victorianos, que se sentían absolutamente atraídos por las hadas en general y por Titania en particular. De ellos hemos dado buena muestra en la introducción de esta entrada.
En Inglaterra, sin lugar a dudas el dibujante e ilustrador que tuvo más interés y sintonía con el mundo de los cuentos, las hadas y leyendas ancestrales fue Arthur Rackham (1867-1939), hasta el punto de generar un molde ilustrativo que todos los dibujantes del mundo infantil han tenido muy presente a la hora de ponerse a trabajar, durante buena parte del siglo XX.
En España sería un pecado no hacer mención a la versión ilustrada por Emilio Freixas, autor, que junto con Jesús Blasco, cautivó la imaginación de infinidad de niños en los duros años de la posguerra con aventuras que hoy ya no parecen recordar demasiados.
LOS ELEMENTALES EN EL COMIC
En Europa no todos los que han intentado meter la cuchara en el pastel tenían afinidad con el tema. Nosotros queremos hacer mención en primer lugar a Moebius, que nos ha servido para dar portada a esta entrada. Este autor es especialmente afín a este mundillo y en su serie de Edena, da una lección magistral de cómo hacer elementales que parezcan convincentes. Su enorme talento ya no supone ningún descubrimiento para nadie.
En segundo lugar queremos hacer mención a un autor prácticamente olvidado, nos referimos a Giani De Luca. A mediados de los 70 alcanzaron cierta notoriedad sus adaptaciones de Shakespeare, entre las que figuraba una sobre ‘La tempestad’. Y como muchos saben, en esta obra salen ‘elementales’ a porrillo.
La versión de De Luca unía a los siempre buenos dibujos de este autor, un Ariel absolutamente verosímil. Damos una somera reseña gráfica para aquellos que no conozcan a este extraordinario dibujante italiano.
Hemos querido hacer una entrada de altura y hemos escogido una adaptación de ‘El sueño de una noche de verano’ realizada por Miguel Quesada Cerdán, que tiene, entre otros varios premios, la ´Medalla de oro a las Bellas Artes´ colgada de su cuello por el mismo rey Juan Carlos I en el año 2000.
En cuanto a su obra en el comic, los más maduritos o estudiosos del tema lo recordaran por ‘Pantera Negra’ y ‘Pequeño Pantera Negra’, serie mítica del tebeo español en su vertiente de la escuela valenciana de Maga. Es probable que muchos visitantes sientan curiosidad por este autor, así que nosotros les remitimos a:
http://elcoleccionista.iespana.es/quesada.htm
dónde pueden encontrar una excelente entrada sobre él.
La adaptación supone una mezcla entre el comic y el libro ilustrado. Fue publicada por Ediciones Deana en 1982. Lamentablemente nadie la ha reeditado desde entonces y pensamos que hubiera estado muy bien el hacerlo, pues reúne cualidades más que evidentes.
Como siempre, esperamos que esta entrada les haya gustado.