Los aficionados que han tenido ocasión de ver expuestos varios originales de Flash Gordon en la Feria del Cómic de Barcelona, pueden atestiguar que el mundo de los originales de los grandes del cómic es un punto y aparte en relación a las reproducciones que estamos acostumbrados a ver.
Lamentablemente no abundan las ediciones de obras de clásicos del cómic mundial intentando reproducir fielmente sus trabajos originales. Últimamente hemos tenido ocasión de ver una excelente, en gran formato, de ‘La balada del mar salado’ de Pratt. Si son más frecuentes en cambio, aunque tampoco en exceso, las ediciones en formato grande de las obras que han tenido un mayor predicamento entre los aficionados al cómic norteamericano (Watchmen, Kingdom Come, ‘Batman’ de Neal Adans…etc). En cuanto a los autores españoles, nada nuevo bajo el sol, solo reseñar la habitual venta de ‘gato’ por ’liebre’, en este caso con la edición ampliada de ‘El corsario de hierro’, que por supuesto no tiene nada que ver con lo que seria la reproducción de sus originales (salvo en el precio que le ha puesto).
En general, los editores no parecen atender a este tipo de demanda por dos motivos. El primero, esta en la dificultad de encontrar los materiales adecuados que posibilitan una publicación de estas características. En la mayor parte de los casos, con el paso de los años, los herederos de los dibujantes más famosos han desperdigado por el universo-mundo buena parte de los originales de las grandes obras del cómic. El segundo, es que el precio se encarece y consecuentemente se generan serias dudas sobre que la demanda amortice el coste de un producto de estas características.
Cuando se tiene la oportunidad de ver los originales de cualquier obra bien realizada, la opinión sobre el trabajo del autor cambia a favor. Pero cuando se pueden ver originales de ‘los grandes del cómic’, el salto de apreciación es todavía mayor. En el caso particular de Raymond, sus originales ejercen un extraño influjo hipnótico sobre el que los contempla, como si albergasen en su interior toda la fuerza creativa del que los hizo posible.
Seria extraordinario poder ver un ‘Mort Cinder’ que se correspondiese con el ‘primer’ trabajo de Breccia. Igualmente hubiera sido un enorme placer estético haber podido contemplar las planchas originales de un ‘Principe Valiente’ o ‘Little Nemo’, e incluso el trabajo de Uderzo para ‘Asterix’. Solo este último sería ya factible de ver en un futuro más o menos lejano, pues es el deseo del dibujante francés donarlos después de su muerte a la Biblioteca Nacional de Francia (si su yerno/hija no consiguen remediarlo en el ‘culebrón’ que mantiene la familia); el resto del puzle esta completamente desguazado y no creemos que haya nadie que lo pueda volver a recomponer.
La mayor parte de las grandes obras del cómic mundial han sido desarticuladas y solo nos queda en la actualidad la posibilidad de contemplar (en el mejor de los casos) páginas inconexas, con los orígenes más diversos que seamos capaces de imaginar, que eso si, nos dan una idea bastante aproximada de lo que pudo llegar a ser todo el conjunto unido.
No es cuestión de enumerar aquí la lista de todos los artistas de la época clásica que consideramos valiosos para este tipo de ediciones originales (aproximadamente un centenar), pero si decir que las reproducciones que se ofrecen en España a los aficionados, no están (en la mayor parte de los casos) a la altura artística de las obras originales, y lo que aún es peor, ni siquiera a la altura de las mejores versiones que hemos visto en sus impresiones mundiales.
Los editores aducen que ese es el único material que se les ofrece por parte de quien detenta los derechos de publicación y no pueden hacer otra cosa. Pero eso no es del todo cierto, sobre todo si tenemos en cuenta las excelentes ediciones realizadas en Italia durante los años 70/80, con un cuidadísimo material de los más famosos clásicos de la K.F.S. En algunos casos, este desagradable tema parece centrarse más en la falta de cuidado y amor hacia la calidad de lo que se ofrece que en cualquier otra cosa.
Algunas editoriales no parecen haberse apercibido todavía, de que la edición de eso que llamamos ‘un clásico’ debe de tener un ‘plus’ añadido de calidad. Nosotros esa calidad la cifraríamos, no solo en la impresión y la fidelidad a la fuente originaria, sino también en el tamaño. Querer a estas alturas del campeonato presentar un ‘Príncipe Valiente’ en tamaño A4 y en edición ‘retranqueada’ no es más que una pura ‘atrocidad’, y si nos apuran, una mala decisión comercial. Los aficionados están dispuestos a rascarse el bolsillo, pero no a cambio de nada.
En relación a España, si en nuestra mano estuviera (que no esta), plantearíamos una edición con los originales de ‘El Cid’ de Palacios (como ya dijimos en su apartado correspondiente) y estamos completamente seguros de que tendría buena acogida por parte de los coleccionistas expertos y del público en general. En cuanto a la posibilidad práctica de llevarlo a cabo, no tenemos la menor idea sobre si ello sería ya factible, pues parece haberse efectuado la venta de buena parte de los originales.
Pero volvamos al tema de los originales, su perdida no ocurre solo por venta o dispersión. Muchos se han perdido por el simple hecho de haberlos tirado a la basura. A la mayor parte de las empresas y a pesar de que los originales solo eran utilizadas como material base para la reproducción, curiosamente les costaba devolverlos, pues los consideraban de ‘su’ propiedad. Ya hablamos en el apartado correspondiente sobre la ‘cruzada’ iniciada por Hugo Pratt para que los originales retornaran a sus autores y que le costó ser vetado por las principales editoras de cómics de Italia.
Las empresas (en todos los países) tiraron a la basura toneladas kilométricas de material original, a veces solo por la falta de espacio donde almacenarlos y sobre todo, porque no veían en ello ningún interés económico digno de ser tenido en cuenta. Desgraciadamente, para muchos originales ya no va a ser posible una ‘segunda vuelta’, pues han sido ‘amortizados’ definitivamente. Algunas anécdotas que podríamos contar en torno a lo sucedido en España, pondrían los pelos como escarpias a más de uno.
Pero los tiempos cambian y en los últimos años se ha revitalizado enormemente el mercado de originales del cómic a nivel internacional. Varias empresas europeas y norteamericanas se han especializado profesionalmente en ello. Igualmente empresas que no tocaban antes este negocio específico como Shoteby’s (especialista en subastas de arte) se dedican ahora a vender material de muy distinto pelaje (más o menos original). La Red también se ha convertido en una zona de bullicioso transito y negocio en torno de todo ello. Gracias a este reverdecer, esperamos que muchas obras (antiguas y actuales) sean salvadas de la quema y puedan tener en el coleccionismo privado una segunda existencia, aunque solo sea (el mundo en que vivimos es así) por el valor económico intrínseco que almacenan en el mercado.
Volviendo a los originales de Raymond, hay que remarcar, pues es importante para comprender como estaban confeccionados, que su principal funcionalidad era la de ser reproducidos en las páginas dominicales de los diarios USA y que estas en aquella época eran bastante grandes (tamaño sábana). Así que los originales no tenían más remedio que ser igualmente grandes. Para que nuestros amables visitantes tengan una idea aproximada de lo que estamos hablando, hemos dedicado esta primera entrada a realizar algunas pequeñas ampliaciones de las paginas que ofreceremos en la siguiente. En muchos casos se pueden apreciar las texturas, las manchas sobre el papel, los lápices e incluso las correcciones sobre la línea original ¡Un autentico banquete para los que se interesan por estas cosas!
No todas las reproducciones que presentaremos en nuestra próxima entrada tienen la misma definición. Pondremos, eso sí, las mejores que hemos podido reunir, desechando algunas que no nos han parecido con suficiente nivel de calidad.
Lógicamente, todo esto no son más que reproducciones de originales, no los originales mismos, pero aun así, reflejan mucho mejor que las reproducciones generalistas las esencias de la obra primigenia y permiten ver con claridad la forma de trabajo y el tipo de técnica que Raymond desarrollaría a lo largo de la evolución artística que tuvo con su juguete más popular.
Los que estén interesados en el trabajo original de Raymond para Flash Gordon, no tendrán que esperar mucho. En poco tiempo presentaremos once planchas de distintas épocas con un nivel de detalle que esperamos sea suficiente.
¡Permanezcan atentos a nuestras pantallas!