Lo que está claro en los hermanos Barry es que si bien en su estilo de dibujo eran muy parecidos, en su forma de ver e interpretar la vida eran dos caracteres completamente diferentes. De ello vamos a hablar.
Daniel, como buen hermano mayor, siempre fue mucho más aventurero y menos acomodaticio que Seymour. Fue invitado como profesor/lector de la ‘School of Visual Arts’ a una gira por las bases norteamericanas de Europa en 1956. Al año siguiente y un poco cansado del ambiente de USA decidió mudarse al continente europeo, donde pasaría más de siete años. Residió en la Costa Azul, Florencia y Salzburgo. Más tarde utilizó el Tirol como centro de operaciones, dio clases y visitó varios países; estancias que supo rentabilizar en el enriquecimiento de su tira (‘El palio’, ‘El cáliz de las serpientes’…etc).
El cambio del dólar en aquella época era muy favorable y le daba para vivir como un autentico príncipe. Estudió en la Kokostska Workshop y conoció a infinidad de gente, llegando a relacionarse, entre otros muchos, con Kirk Duglas y Rezza Palevi (el Sha de Persia antes de la llegada de los ayatolas), que pasaba buena parte del invierno en las estaciones de esquí austriacas.
Durante esa época y mientras estuvo fuera, su hermano Sy le cuidaba ‘la casa’. Fue de gran utilidad para él, pues estaba lo suficientemente preparado como para sortear las dificultades en el dibujo y garantizar la continuidad de la tira. Esta idílica relación (para Dan) terminaría cuando su hermano asumió ‘The Phantom’ en 1961 y emprendió una exitosa carrera en solitario.
La visión artística de Dan no se limitaba al comic. Se interesó también por el arte pictórico en particular y la historia del arte en general. El mayor de los Barry tenía una mentalidad cosmopolita de muy amplio espectro. Fue a su regreso a mediados de los 60 a Estados Unidos que haría varias exposiciones en el gran mercado del arte galerista, con un estilo a medio camino entre el expresionismo y el abstracto. Además de las exposiciones, también se encontraría a la vuelta a su país con una estancia en prisión (1982), por haber evadido impuestos durante su estancia en Europa (los norteamericanos no tienen ningún tipo de concesiones en este terreno).
Daniel tenía un carácter fuerte, propenso a los estallidos iracundos (como ya vimos en su relación con Harvey Kurtzman). Por ejemplo, su ego estalló en mil pedazos contra la King cuando se enteró que Fred Kida (su ayudante de la época) cobraba mucho por el pasado a tinta de ‘Spiderman’ que lo que le pagaba la King a él por los lápices y la tinta de ‘Flash Gordon’. Terminaría haciendo ‘Spiderman’ durante una temporada, pero también acabaría tarifando con Stan Lee y así sucesivamente. A pesar de que su capacidad artística nunca fue puesta en duda, su personalidad le condujo a enfrentamientos con buena parte de la profesión.
Dan decidió que la King no le pagaba lo que debía y se lo empezó a cobrar en calidad. Aprovechó, tras la muerte de Mac Raboy (1967), su adjudicación de la página dominical para ir rebajando cada vez más su participación directa en el dibujo. Si bien Kida realizó un buen trabajo, no así Fujitami (con el que colaboraría bastantes más años). La tira iría bajando de nivel hasta que Barry terminó su relación contractual con la K.F.S., tras negarse a que la empresa le rebajase el sueldo en 1990.
Los últimos años no fueron especialmente brillantes en la carrera de Dan Barry. Quizás cabria reseñar alguna pagina de ‘El joven Indiana Jones’ y poco más. Fallecería en 1997 bastante cansado de todo y de todos.
Seymour Barry, a pesar de haberse curtido como profesional a la sombra de su hermano, enfocó siempre su vida desde un punto de vista muy distinto. Fue en la década de los 50 un profesional reconocido en el pasado a tinta, y permaneció a la espera de su oportunidad. Su capacidad artística, de la que estaba convencido, ya había sido puesta a prueba cuando tuvo que competir con varios centenares de aspirantes para una beca artística durante su periodo inicial de formación.
En contraposición a su hermano, Sy Barry tenía un carácter mucho más afable y no le gustaba generarse enemistades alegremente. Cuando tuvo la oportunidad de llevar uno de los ‘buques insignia’ de la K.F.S., decidió hacer todo lo posible para conservar el personaje. Por ejemplo, preparaba concienzudamente las reuniones anuales con los prebostes de la King, en la que les contaba lo que quería hacer en el año siguiente (desde el punto de vista gráfico) con la tira, sazonándolo con anécdotas, humildad y ‘buen rollo’.
Su trabajo inicial con ‘El Hombre Enmascarado’ seria notable, después se produciría una lenta pérdida de calidad artística y energía creativa a lo largo de más de 20 años. Se interesó, al igual que su hermano, por la pintura al oleo y la escultura, aunque lo único que hemos podido ver de él en ese sentido, se reduce a interpretaciones policromadas para las portadas de los recopilatorios de su personaje.
La vida familiar del menor de los Barry parece haber sido tranquila y apacible (de la de su hermano mayor nada sabemos). Felizmente casado con Simmy, con la que tuvo tres hijos, ha compartido con ella viajes por muchas partes del mundo para ser agasajado por aficionados o editores de muy distintos lugares. Pertenece a la ‘Asociación norteamericana de dibujantes y caricaturistas’ en su sección de Long Island, donde suele acudir a la comida mensual que se celebra en honor de alguno de sus miembros.
Su relación contractual con la K.F.S. terminó en 1994 de mutuo acuerdo y con plena satisfacción por ambas partes, cuando Sy decidió después de más de 30 años de trabajo con ‘el duende que camina’, pasar a una más que merecida jubilación al cumplir los 66. Más tarde se le ha podido ver en público en varios sitios en compañía de su mujer y su atractiva nieta (Dinamarca –2001-, en una reunión con sus fans escandinavos, la Convención de San Diego – 2005-, etc…).
Como decía mi abuela: ‘Es el carácter lo único que nos puede dar la felicidad en este mundo.’
Para ilustrar al más joven de los Barry, hemos escogido un material que tiene el mismo origen que el de Dan, es decir, salió en las contraportadas de las Ediciones de Dólar. Tambien contamos con la historia en blanco y negro e igualmente tenemos un par de tiras en otro formato, en las que se puede ver como la King en ocasiones no solo cambiabaCUESTIÓN DE CARA la colocación de viñetas, sino incluso el contenido del dibujo.
Es un relato que nos cuenta, nada menos, el origen de ‘La patrulla de la selva’. Lee Falk en aquellos años estaba ‘sembrado’. Casa a uno de los ancestros de ‘El Fantasma’ con una reina europea (no sabemos si de Navarra) y además sitúa el origen del cuerpo de la policía de la selva en un nido de piratas, que se rehabilitarán y emprenderán el camino del bien. ¡Más no se puede pedir! El tema de la redención en el ser humano ha dado para mucho (desde ‘La canción de Navidad’ a ‘Lord Jim’), pero hoy ya no nos queda espacio para ello y pasamos a ver al mejor Sy Barry, en estado puro.
PD.- ¡Por cierto! El jefe de los piratas: ¿no les recuerda al personaje central de una serie europea de aquellos años, caricaturizado en los viajes de Asterix hasta la saciedad?