14/6/09

ALEX RAYMOND-1. FLASH GORDON Y ALEX RAYMOND


PRÓLOGO
Sobre la aportación realizada dentro del cómic por Alex Raymond se ha escrito ya bastante, pero en muchas ocasiones tenemos la sensación de que muchos de esos comentarios que se han hecho sobre él, estaban escritos sobre plantilla.

No cabe la menor duda de que es uno de los pocos artistas que han marcado el rumbo de este arte con trazo indeleble, pero pensamos que tiene algún que otro valor añadido que habría que rescatar y valorar, además de ese.

Para nosotros su arte sigue vigente, así que vamos a intentar hacer una aproximación a las facetas menos conocidas sobre su obra y su vida (que también tiene cosas curiosas y chocantes).

Sabemos que muchos piensan que su trabajo ha quedado apergaminado, pero quizás cambiaran de opinión si tuvieran la oportunidad de observar sus originales.

También queremos rendirle homenaje en ese terreno y para ello pondremos algunos ejemplos que esperamos rindan justicia y aclaren la forma de trabajar de Raymond.

Empezamos con Flash Gordon, pero poco a poco iremos aportando reseñas e imágenes que esperamos sorprenderán a más de uno.

1.-LAS FUENTES PARA UNA INTERPRETACION DE ALEX RAYMOND

Alex Raymond ha sido una de las mayores luminarias que han existido en la historia del cómic. Si bien, en el terreno artístico se puede encontrar alguno que pudiera estar a su altura, en el ámbito del cómic como arte mass-media (medio de difusión de consumo masivo), su primacía es incuestionable. Su popularidad fue enorme y no existe nada, ni nadie en la actualidad, con lo que pudiera ser comparado. En relación a las tiras y dominicales de prensa, junto a Caniff y Foster formaron un poderoso tridente, que barrería en el gusto y la aceptación del público durante muchos años y no solo en USA.

Tanto Caniff como Foster, dada su amplia longevidad, tuvieron ocasión hablar detalladamente sobre su obra, así como su interpretación del mundo y de las cosas (por lo menos, hasta donde les pareció conveniente). El problema con Raymond es que debido a su trágica y temprana desaparición (1956), no nos llegó a contar en profundidad sus opiniones sobre el 9º Arte, ya que cuando este tipo de entrevistas empezaron a interesar a la gente y a reproducirse en los medios, él había muerto hacía bastante tiempo. Solo nos queda lo que otros opinaron de él (Stan Drake y algún que otro colega), unas cuantas declaraciones sueltas a lo largo de su carrera para algún medio de prensa o la revista de la K.F.S. y unos cortos párrafos incluidos en el anuario de la ‘National Cartoonist Society’, publicado después de su fallecimiento. Nos queda eso y su obra.
2.-COMO LLEGAR A SER UN GRAN DIBUJANTE POR CASUALIDAD

Alexander Gillespie Raymond llego al mundo un 2 de octubre de 1909 en New Rochelle (Nueva York). Su padre era ingeniero de profesión y aunque falleció muy joven (cuando Alex con doce años iniciaba su segunda enseñanza), nunca dudó de que su hijo tenía unas facultades fuera de lo común para el dibujo. Le motivó todo lo que pudo en el terreno artístico y le generó eso que hoy llamaríamos (aunque entonces no estaba de moda) una amplia autoestima.

Durante su segundo ciclo educativo, el joven Raymond se dedicó al deporte, tanto al rugby como al béisbol, y parece ser que no lo hacia mal. Pero la situación familiar era muy difícil después del fallecimiento de su padre y no tuvo más remedio que renunciar a la beca deportiva que le había concedido la Universidad de Notre Dame y empezar a trabajar como comisionista de bolsa.
Un acontecimiento inesperado, la gran depresión, le haría abandonar su profesión inicial, pero no retornó sus pasos hacia el arte, sino que volvió a intentarlo, esta vez en el mercado inmobiliario. Solo después de dos fracasos continuados, reflexionaría sobre su posible proyección en un medio artístico.

Él mismo nos lo explica con claridad:
“No creía que pudiera llegar a ser un verdadero artista, por eso opté por un trabajo de comisionista en la Bolsa. Como otra mucha gente, perdí la colocación por la crisis de 1929. Luego, lo intenté con las renovaciones hipotecarias, pero eran negocios muy malos para esos tiempos… Por otra parte, yo resultaba un pésimo vendedor, pues aceptaba el primer ‘no’ de los clientes, sin discutirles gran cosa”.

En vista de lo visto y de que tenia que ganarse la vida de alguna manera, el joven Alex recordó lo que le había dicho su padre: ‘Hijo, tu tienes madera de gran artista’. Recordó también que había sido vecino de Russ Vestower (dibujante de ‘Tille the Toiler’, una conocida serie humorística de prensa) y fue a pedirle trabajo. Este, que había sido amigo de su padre, le convirtió primero en su ayudante y luego le enchufaria en la K.F.S. de ‘artista aprendiz’ o para ser más exactos de ‘negro’. Allí, colaboraría ampliamente en las dos exitosas series de los hermanos Young (‘Tim Tyler’s Luck’ de Lyman Young y ‘Bondie’ de ‘Chic’ Young), en las que confirmaría su buen hacer profesional, permaneciendo agazapado y a la espera de su oportunidad.

Él siempre creyó que la influencia de su padre fue determinante en el camino profesional que terminaría adoptando en su vida.
“Mi padre, que era ingeniero civil de profesión, supo ver mucho más allá de su oficio, e intento transmitirme los valores y gratificaciones del arte como medio y razón de vida”.
3.-EL CAMINO HACIA FLASH GORDON

Cuando el joven Raymond abandonó toda esperanza de hacerse rico mediante el rápido y eficiente sistema del ‘pelotazo’, decidió prepararse concienzudamente en el terreno artístico. Raymond había decidió ser artista y puso manos a la obra para conseguirlo. Para empezar se matriculó en la Escuela de Artes, donde seguiría durante años una enseñanza reglada. Pero Raymond rara vez tomaba una decisión sin engancharla con alguna más, así que contrajo matrimonio con Helen Frances Willians, su novia de ‘toda la vida’, exactamente el 31 de diciembre de 1931. Con ella tendría cinco hijos y con ella estaba en tramites de divorcio cuando se produjo el trágico accidente automovilístico que le costaría la vida.

Es fácil intuir, que por aquel entonces, nuestro autor veía su estancia en el mundo de las viñetas como una mera estación de transito alimenticia para llegar a lo que a él verdaderamente le interesaba, la ilustración para las revistas de la época. Su atracción hacia el mundo ilustrativo se basaba en dos premisas nada despreciables. Por una parte, desde el punto de vista artístico, tenía una mayor apreciación y prestigio social, y por otra, estaba muchísimo mejor retribuido que el cómic.

El inicio de la brillante carrera de Raymond en el mundo del cómic, fue más la consecuencia de un golpe de suerte, que de cualquier otra cosa. Se encontraba en el lugar adecuado y en el momento oportuno. Ese momento se planteo cuando la mayor distribuidora de cómic de prensa de la época (en la que trabajaba), necesitaba de manera urgente un producto novedoso para encarar la competencia.

Nunca sabremos cuales fueron los motivos de que una entidad tan conservadora como la K.F.S. a través de su Director General Joseph Connolly (Joe Connolly) se decidiera a darle a un tal Alex Raymond, con solo 24 años y muy poca experiencia (que hasta entonces solo había sido dibujante ayudante), tres series para el relanzamiento de su mermada popularidad en el mercado de cómics de la prensa norteamericana (1934). Nunca lo sabremos, pero parece ser más el fruto de una corazonada de su máximo dirigente, que de un análisis riguroso del trabajo que puede llegar a realizar una sola persona a la semana.

La verdad es que la primacía de la K.F.S. llevaba algún tiempo siendo puesta en entredicho por tres series, que se habían alejado de lo predominantemente humorístico del mercado y que habían adquirido una notable aceptación por parte de sus lectores: Buck Rogers (ciencia-ficción), Tarzán (aventuras en la selva) y en especial Dick Tracy (en lo policíaco). Así que la King decidió pasar al contraataque inicialmente solo en el terreno de la intriga policial. Fue preparando tres series para calentar el ambiente (Inspector Wade, Red Barry y Radio Patrol), pero no conforme con ello, además presentó un concurso publico para ilustrar el guión que supuestamente iba a realizar el rey de la novela negra, Dashiell Hammett (guión, del que por cierto, solo haría su primer episodio). El concurso seria ganado por Alex Raymond y hasta aquí, todo normal. Otro dibujante cualquiera se hubiera conformado, dedicándose en cuerpo y alma a la nueva serie, que además había sido ampliamente publicitada en prensa, y nada más. Pero Raymond no era ni una persona, ni un dibujante cualquiera. A esa edad tenía una ambición para la que no parecían existir límites entre lo posible y lo imposible. Consciente de sus cualidades y teniendo claro que una serie policíaca no le dejaría brillar en lo artístico como él quería, le plantea una dominical doble a la dirección de la empresa.

Raymond era conocedor (como toda la profesión) de que el flanco de la ‘ciencia-ficción’ y el de la ‘selva’ seguían por cubrir, así que ni corto, ni perezoso, en la reuniones preparatorias de la tira policíaca, le presentó a Connolly dos nuevos proyectos que cubrían las carencias de la King y que fueron asumidas sin pestañear por el máximo dirigente de la K.F.S. Surgió así de forma prácticamente coetánea (enero de 1934) la tira diaria del ‘Agente X-9 del FBI’ y la dominical conjunta de ‘Flash Gordon’ y ‘Jim de la jungla’, que serían rápidamente aceptadas por el público.
4.-FLASH GORDON

La decisión empresarial fue arriesgada, pero las cosas salieron inimaginablemente bien para nuestro joven y prometedor dibujante y, por supuesto, para la empresa que lo sustentaba. En apenas un año, Raymond salió completamente del anonimato y se encontró dibujando tres series de éxito bajo su rúbrica: Agente Secreto X-9 del FBI (tira diaria), Jim de la jungla y Flash Gordon (dominical conjunta). Sería esta última la que más popularidad adquiriría en la carrera de Alex (siempre con permiso de Rip Kirby), y una de las más famosas en la historia del cómic. Pero el volumen de trabajo era excesivo y se hizo evidente la necesidad de echar lastre. Pronto, el rubio y aguerrido héroe quedaría como principal juguete de su autor, pasando las otras series total o parcialmente a manos de sus colaboradores (Austin Briggs, su hermano James Raymond, Don Moore, Leslie Charteris, James Mohinian… etc), aunque continuaran bajo su titularidad.

“Me toma cuatro días y cuatro noches el acabado de la página dominical. El delineado a lápiz es lo que me consume más tiempo. Para la segunda etapa utilizo el pincel y ya en las oficinas del Sindicato, le aplico los colores sobre transparencia”.

En Flash Gordon, su autor pasaría a la velocidad de un cohete de la admiración reverencial hacia Foster y un estilo clonado de las dominicales de Buck Rogers (seguramente aconsejado o impuesto por la empresa, para una mejor introducción en el mercado), a un planteamiento propio pleno de fuerza, aventura y fantasía (‘El torneo de la muerte’). Todo ello sería convenientemente potenciado con una representación de la anatomía femenina repleta de exuberante sensualidad, sobre todo visible en ‘las malas’. Resultaron inolvidables para sus lectores, el beso al filo de la muerte con Azura, la reina de la magia, y las oscuras maquinaciones de Aura, la bella y malvada hija de Ming, a la que afortunadamente Raymond conseguiría rehabilitar desposándola con Barín y convirtiéndola en madre de un hermoso niño.

Pero cuando su popularidad estaba ya por las nubes, Raymond decidió marcharse de la cumbre a la que tanto le había costado ascender y su trabajo comenzó a deslizarse en una dirección completamente diferente, sin que a sus hipnotizados lectores pareciera importarles lo más mínimo. Distanciándose de la narración en si misma, que ya no parecía interesarle en demasía, se volcó en la ilustración pura. Incluyó a partir de entonces en su formula magistral, un frío recetario de bellas estampas, con localizaciones en una especie de cortes de opereta centroeuropea de antes de la segunda guerra mundial.

Raymond se alistó y seria movilizado en 1944 en la Marina, donde llegaría a Capitán. Su hoja de servicios en el cuerpo, declara que entro en acción en Borneo y Okinawa, siendo licenciado con los máximos honores dos años después. Cuando volvió a sus actividades de la vida civil, Flash había dejado de interesarle. Todo había cambiado en el mundo y Alex decidió mutar con los tiempos; cambio de tira, de estudio, de ayudantes, de forma de trabajo y de lugar de residencia. No cambio de mujer porque era católico y le resultaba muy problemático y complicado, como ya se vería diez años después. Terminada la guerra, Raymond tenía sus miras puestas en otras temáticas, muy distintas de la ciencia-ficción. Un nuevo personaje emergería de su pincel y las aventuras del héroe del espacio quedarían atrás.

El ‘Flash Gordon’ de Alex Raymond es una especie de muestrario de todas las formas narrativas y todos los estilos, realizados de la ‘A’ a la ‘Z’ con enorme talento e inteligencia. Los que solo ven en el personaje la última etapa, se equivocan. Breccia, por ejemplo, decía despreciativamente que Flash Gordon era un ‘ballet’. Si, pero antes de llegar a la danza, su autor había pasado por los exóticos bailes de salón de los más innovadores grafismos.

No podemos ver el trabajo de Raymond (ni nada) aislado de su entorno, y sobre todo de su base nutritiva, que no era otra sino el mundo de la ilustración en USA de aquellos años. Austin Briggs (que terminaría siendo un reconocido ilustrador) y él, siempre estaban hablando del tema de la ilustración. Durante algún tiempo, Raymond también trabajaría para algunas revistas e incluso publicidad y carteles promocionales de películas. Al final se dio perfecta cuenta de que esa no era su opción. Prefirió ser cabeza de ratón en lugar de cola de león, e intentó de paso transformar el humilde ratón en fiero león.

Alex percibió que en el cómic su reinado era evidente, pero no así en otros ámbitos y más teniendo en cuenta que por aquellos años en Estado Unidos había, cuando menos, cien artistas dedicados a la ilustración de primerísimo orden.

Se ha hablado mucho sobre la influencia de algunos ilustradores en Raymond. Las frías y espigadas figuras de Matt Clark dejaron su huella en la primera parte de su obra; igualmente es palmaria la apuesta por la languidez femenina de John La Gatta, e incluso por el formato compositivo de Franklin Booth. Pero a todo ello Raymond le daría una reinterpretación propia, lejana de todo lo conocido hasta la fecha.

Parece incuestionable que Raymond se dio cuenta de que el cómic, como medio de comunicación social, necesitaba algunos retoques para llegar a ser verdaderamente considerado en la apreciación del público. Él, a lo largo de su carrera, le introdujo dos modificaciones que serian ampliamente utilizadas en los años venideros. Por una parte decidió adoptar una novedosa reinterpretación gráfica, más próxima a lo que era el concepto ilustrativo de la época (Flash Gordon) y por otra, introdujo una forma de implementar la narración, más cercana a lo que era la visión cinematográfica (Rip Kirby).
Sobre su consideración hacia lo que era el cómic en general, declararía:
“Creo sinceramente que esta es una modalidad de arte por derecho propio y que puede ser más creativa, incluso, que la ilustración de revistas (…) El ilustrador trabaja con sus cámaras y sus modelos, pero el historietista solo dispone del papel, la tinta y su inspiración. Uno puede ser a la vez el dramaturgo, director y realizador, en el montaje de apasionantes historias…”

En la actualidad, no nos podemos ni siquiera imaginar la popularidad que adquirió entre los niños y adolescentes del mundo entero la saga del rubio y valiente aventurero espacial. Su popularidad que se prolongaría a lo largo de más de veinte años y de ella hoy, ‘gracias’ a la producción de Dino de Laurentis y su pésima versión cinematográfica (1980), solo quedan los rescoldos. No nos lo podemos imaginar, pero si podemos rendir un homenaje de admiración al autor de cómics que más y mejor supo contactar con las ensoñaciones del publico de su época.
 

13 comentarios:

corsariosinrostro dijo...

Hola. Acabo de publicar desde el blog Voto a bríos, un enlace directo a esta estupenda entrada sobre Alex Raymond.
http://corsariosinrostro.blogspot.com/

Anónimo dijo...

como siempre, una excelente entrada. Es interesante, como el conocimiento y el estudio de los cómics se da en internet, antes que en cualquier otro soporte. ¿que edición recomiendas de la obras de Raymond? ¿La de Planeta está a la altura?
saludos!

Anónimo dijo...

ah y por supuesto también hice un link sobre la entrada en mi blog
sep7imocirculo.blogspot.com

JD dijo...

Maravillosa entrada sobre uno de los mayores genios del cómic mundial y sobre la serie de mayor impacto fuera y dentro de su medio.

Recuerdo a varios escritores e intelectuales de USA que elogiaban a Raymond y su Flash Gordon.

HORACIO DIEZ horaciodv@gmail.com dijo...

CORSARIOSINROSTRO
Muchas gracias querido corsario y gracias también por el estupendo blog que mantiene viva la memoria de uno de los grandes autores de tebeos españoles de todos los tiempos.
Un cordial saludo.

PABLO
Muchas gracias por tu link. En relación a tu pregunta sobre las ediciones, te damos nuestra opinión: La edición de Planeta es la mejor hasta hoy en día. eso no quiere decir que este al nivel de los originales. Seguramente el origen de esta edición es diverso, pues algunas páginas están bien y otras no tanto. Pero con Raymond pasa lo que con otros autores clásicos de la KFS, no parecen haber conservado una reproducción digna de los originales. Dado que los originales están dispersos por todo el mundo, parece difícil que se pueda hacer algún día. Sobre este tema haremos próximamente una entrada.
Un cordial saludo.

JD
Sobre los intelectuales de USA, orgánicos o no, habría mucho que hablar. Desde luego Flash Gordon en la imaginación popular fue un punto y aparte. A nosotros ¡qué le vamos a hacer! nos sigue encantando y todavía un poco más desde que tuvimos acceso a algunos originales.
Un cordial saludo.

Traka dijo...

Supongo que sabréis -y si no es así ya os pongo yo al corriente-, que el actor Matt Dillon es sobrino de Alex Raymond. Me imagino además que sobrino carnal porque, a parte de llamarse de verdadero nombre Matthew Raymond Dillon, a mí me recuerda físicamente mucho a Alex Raymond, sobre todo en la foto de que aparece en la esquina superior derecha de la imagen 4 de este reportaje. Y por lo que se cuenta de Matt, parece que comparte la afición por la velocidad que acabó con Alex. En fin, una especie de off-topic para el cotilleo y tal.
Venga, un saludo y hasta pronto. Ah, mágnifica entrada, por cierto.

Anónimo dijo...

En "Algo pasa con Mary", Matt Dillon, con el bigotito, las orejas, los dientes algo saltones y las camisas hawainas parece estar haciendo un homenaje a Raymond. Su abuela era hermana de Raymond, ergo no es sobrino.

(magnífica entrada, me has pisado la que yo estaba preparando :)


RM

Rotebor dijo...

Estimados HORACIO y CHARLES:
Magnífico artículo!
Además del siempre interesante texto, el cuidado y dedicación en los paneles de imágenes es un mérito agregado por el trabajo y el tiempo que implica.
Felicitaciones!
Saludos transoceánicos.

HORACIO DIEZ horaciodv@gmail.com dijo...

TRAKA y ANOMINO

No sabiamos que Matt Dillon fuera sobrino de Alex Raymond. Lo que sí sabiamos es que el protagonista de la pelicula, producida por Dino de Laurentis, se comentaba que había intervenido en alguna porno con el apodo de "Andrew Cooper III".
¡Anécdotas sin la menor importancia!

Un cordial saludo.


ROTEBOR

Admirado Rotebor: muchas gracias por tus inmerecidos elogios. Estamos preparando unas curiosas entradas sobre la vida de Alex Raymond. Empezaremos por la guerra en el Pacífico.
Un cordial saludo y esperamos que te gusten.

kraustex dijo...

Un trabajo magnífico, insuperable!!

HORACIO DIEZ horaciodv@gmail.com dijo...

KRAUSTEX
Gracias por tus amables palabras, intentaremos seguir mejorando.
Un cordial saludo.

Para nosotros Alex Niño es uno de los mejores dibujantes filipinos que ha habido (y los ha habido muy buenos).
Si no te supone mucha molestia nos puedes enviar algunas páginas (a ser posible las primeras) y la portada.
Muchas gracias y recibe un cordial saludo.

Anónimo dijo...

Muy bueno lo que dice, sobre todo sus influencias de La Gatta y otros ilustradores yanquis, pero es que allí han habido muchos y muy buenos y han influido en todos los dibujantes de esa época, por ejemplo Franklin Booth en Hal Foster o Wyeth .

Morata dijo...

algún día un historiador del arte se va a tomar la molestia de buscar la fuente clásica de la mayoría de las viñetas de Raymond para Flash Gordon, pues allí sale de todo, desde Rafael a Tintoretto pasando por todos los grandes pintores clásicos,en ese sentido Raymond puede considerarse un gran adaptador del gran estilo clásico de los grandes pintores de la historia, al tebeo.