28/4/09

ALBERTO BRECCIA - FLEETWAY-2


Vuelvo sobre el trabajo de Alberto Breccia para Inglaterra, editorial Fleetway 1960-61, porque siendo unos de sus trabajos menos conocidos, son de sus mejores trabajos comerciales, en los que demuestra su gran nivel como dibujante por encargo, en donde no se puede esconder sus carencias en la supuesta creatividad, que por otra parte en el caso concreto de Alberto Breccia que cabe duda. Además es uno de los dibujantes de cómic que más han influido en generaciones de dibujantes.

Este ejemplo que cualquiera diría que es una de las páginas de Breccia pra el mercado británico, si nos fijamos en la firma vemos quien es su autor, Luis García, otro gran dibujante de cómic y gran artista, si hacemos diferencias entre un mercado y otro.


Como el mismo reconoce, en diferentes entrevistas, su gran admiración por Breccia os muestro el dibujo original de Breccia y el homenaje hecho por Luis García.
Estas afirmaciones las he sacado de las entrevistas publicadas en la red y que paso a detallaros:
TEBEOSFERA \ TEBEOTECA \ DOCUMENTOS \ ENTREVISTA
ENTREVISTA A LUIS GARCÍA. (2)
JG- En alguna ocasión has manifestado que en la serie Davy Crockett imitabas la obra de Alberto Breccia,6 ¿qué dibujantes te influían por entonces?
LG- Cuando hacía historietas del Oeste, copiaba descaradamente a Alberto Breccia. Hice un western de sesenta y cuatro páginas en edición de bolsillo para Editorial Ferma, en 1963. Carlos Giménez lo compró convencido de que lo había dibujado Breccia... hasta que vio mi firma. Siempre he tenido cierta facilidad para aprehender las soluciones gráficas de otros. Las influencias en Selecciones Ilustradas, además de Breccia, eran los dibujantes estadounidenses: Milton Caniff, John Cullen Murphy, Stan Drake, Harold Foster, Joe Kubert, Alex Raymond, Frank Robbins, Alex Toth
En este enlace podéis leer la entrevista completa a Luis García
Y también en:
TRAZOS DE REALIDAD (TEBEOSFERA, MELILLA / BARCELONA, 21-IV-2009)
ENTREVISTA REALIZADA POR: JAVIER MORA BORDEL
En otro orden de cosas, cuando empecé a utilizar la fotografía, la interpretaba con la grafía de entonces. No se podía hacer otra técnica, los medios de reproducción eran muy bastos; no reproducían matices y teníamos que dibujar con “líneas gruesas para la reproducción”. Posteriormente, cuando ya trabajaba para Warren, y, sobre todo, para la revista Pilote, podía hacer más matices en mis dibujos con referencia fotográfica. Y el método cambiaba en virtud de las posibilidades de la imprenta, y de mi criterio sobre qué técnica usar para cada historia.
Breccia, o el primer impulso enamorado. Historieta publicada por ediciones Manhattan en 1963.
P: En más de una ocasión has mostrado tu admiración por Breccia. Incluso, haciendo las veces de editor, publicaste Mort Cinder en las páginas de Rambla. ¿Cuándo se produce tu primer contacto estético con el mundo brecciano?
R: La primera viñeta que visualicé de Alberto Breccia, fue en un cuadernillo de 64 páginas, del oeste, publicado en España por la Editorial Ferma (realizado por encargo para el mercado británico), que tenía abierto un dibujante de Selecciones Ilustradas sobre su mesa de trabajo. Era una viñeta que contenía un fragmento de una carreta de colono dibujada con amplias manchas negras, y el primer plano de una mano con un cuchillo silueteado en blanco sobre la carreta. Me dejó impresionado, daba escalofríos aquella silueta blanca que construía el cuchillo.
Años después, Carol, mi pareja, hizo un viaje de trabajo a Buenos Aires. Fue a verlo y Breccia le entregó un ejemplar de Mort Cinder editado en Argentina. Las páginas de la publicación tienen el tamaño de un diario de ahora. Y dedicado (yo aún no lo conocía en persona). Quedé alucinado. Durante bastante tiempo fue mi norte gráfico. Y mostrarlo a los lectores de Rambla fue el delirio. No podía creer que aquel joven que quedó fascinado con los dibujos de Mort Cinder, pasados unos quince años lo editara en España.
Para mí, Breccia fue el paradigma del innovador. Nunca se conformaba. Siempre buscaba grafismos nuevos. A diferencia de la mayoría de dibujantes, jamás se ancló en ninguno de los magníficos estilos que creó. Murió aprendiendo. Es admirable.
Enlace:
Aquí una página en su versión inglesa y en su publicación en español en 1975.

Para terminar las primeras diez páginas, el primer capítulo, de las 62 páginas distribuidas en siete capítulos, de esta historieta que en España se llamó "Terrible venganza".

Si queréis consultar la bibliografía de Alberto Breccia entrar en :

25/4/09

EXTRAÑOS PARECIDOS


En la vida, a veces, se producen extrañas coincidencias y en algunas ocasiones se encuentran patrocinadas por las musas. Hemos visto raros fenómenos que podrían calificarse de plagio o inspiración y sin embargo no lo eran. Estos fenómenos incomprensibles, se pueden producir incluso en el terreno científico. El cálculo infinitesimal fue descubierto casi al mismo tiempo en dos sitios distintos y lejanos, por dos personas que no tenían nada que ver y con dos formulaciones distintas.

En el cómic también pasan este tipo de cosas. El caso más sencillo de explicar es el de la apropiación pura y dura, también llamado plagio. No es este el tipo de cuestiones que nos interese especialmente, ni al que nos queramos referir en profundidad (aunque tocaremos el tema en los dos primeros apartados). Nuestra diana esta en fenómenos más complejos. En ocasiones, una imagen queda apresada en el subconsciente de un autor y este, de alguna forma intenta darle salida; o simplemente se puede tratar de meras casualidades. Pondremos ejemplos en un variado tutti-frutti en el que incluiremos de todo un poco. Pero desde luego, en este tema, no hay respuestas claras.
Catálogo de Extraños Parecidos.

1.-Admiración y copia.-Foster y Raymond.

Toda persona cuando empieza en algo se genera inicialmente sus propios modelos y admiraciones. El ‘cómic’ no es una excepción, y además es un arte tan complejo y de tan largo recorrido, que no es de extrañar que al principio se intente acortar camino y se caiga en la mera copia.    

Alex Raymond estaba empezando, tenía tres tiras que mantener y… cometió un ‘pecadillo’. Foster ya estaba consolidado como autor con ‘Tarzan’ y eso que aún nos faltaba lo mejor. La verdad es que el parecido es innegable. Poco más se puede decir al respecto.


2.-Saqueo puro y duro: Roy Lichtestein.

En la Edad Media existió un notable tráfico de reliquias debido a sus ‘propiedades milagrosas’. Las iglesias, los monasterios, los reyes y hasta el Papa pagaban cantidades astronómicas por un húmero o el cráneo de un santo, lo metían en una hornacina y comenzaba el peregrinaje. En el mundo artístico contemporáneo (mundo que tuvimos ocasión de  frecuentar durante algunos años), existe igual pasión, salvando las distancias,  por las ‘propiedades milagrosas’ de las firmas. Todo galerista que se precie, lo que quiere es crear ‘una buena firma’ y luego sacarle partido económico.

Decimos esto, a cuento de lo injusto que es a veces el mercado del arte. Existen divisiones artísticas y desde luego  ‘el cómic’ no esta en ‘la prémier’, ni por asomo.
Roy Lichtestein es considerado en la actualidad como uno de los pintores del s. XX  más reconocidos de la pintura norteamericana. Abanderado del Pop-art  ‘trincaba’ de aquí y de allá sin la más mínima cortesía ni delicadeza. Además, parece ser que el tipo de arte que hacia, le permitía ‘homenajear’ permanentemente todo lo que se movía, sin rendirle cuentas a nadie. Eso sí, hacia los puntos de impresión muy redonditos y muy bien en el lienzo.

Russ Heath era un dibujante normalito e Irv Novick otro de ‘batalla’ de la DC, que solo ha pasado a la historia porque fue plagiado de forma despiadada por un  ‘importante artista’. En cualquier otro medio artístico de nivel, esta  ‘intertextualidad’ hubiera tenido graves consecuencias para el prestigio del que lo hubiera hecho, pero con el 9º Arte, ¡todo vale! En esta merienda todos pueden cortar su trozo y  ‘mojar’ sin ningún tipo de problema. Lo dicho, la vida en ocasiones es injusta.

3.-La música, pero no la letra: Gigi y Moebius.

Gigí era un excelente dibujante (muy amigo de Hernández Palacios), hoy en día prácticamente olvidado. Sobre la influencia de Gir-Moebius en el mundo gráfico poco hay que contar, pues ya han corrido ríos de tinta al respecto.

Pues bien, cuando ví la caseta ferroviaria de Moebius en un libro de ilustraciones de los varios que ha hecho, pensé: esto me suena de algo. Tardé tiempo, pero al final pude encontrar de forma casual, en un álbum muy antiguo sobre los platillos volantes de Gigí y Lob de mediados los 70, el parecido que buscaba. No son evidentemente iguales, pero tienen un sustrato común.

Gir y Gigí compartieron redacción en ‘Pilote’ a finales de los 60 y comienzos de los 70, pero francamente, no nos podemos imaginar a Mr. Moebius intentando plagiar a su excompañero de revista.
4.-Watchmen y las “lecciones magistrales” de anatomía de Hogart.

Cuando Hogart dejó de dibujar Tarzan, realizó numerosos trabajos de tipo docente. Dentro de este marco se encuentran sus  ‘Lecciones de Anatomia’ en dos tomos, de la cual hemos entresacado este bonito dibujo.

Es este un caso inverso al anterior. En él, se encuentra la letra pero no la música. Es clara la influencia del dibujo de Hogart en lo que seria uno de los personajes centrales de Watchmen, pero evidentemente si Gibbons hubiera querido, podría haber modificado el parecido y no hubiera sido tan evidente. De todas formas, el desarrollo del personaje es propio y sin haber ‘fusilado’ el diseño de Hogart, la obra de Moore/Gibbons  hubiera triunfado exactamente igual. Este detalle es solo una gota en un mar.

5.-Un aire de familia y un enfoque: Pratt, Battaglia y Toppi.

Hemos querido que los tres más grandes dibujantes de comics italianos danzaran juntos en el salón de baile de nuestro blog. Cualquiera de los tres nos causa admiración y con ellos, el listón siempre llega a lo más alto.
Pratt y Toppi.
Si hay algo de lo que no nos cabe la menor duda, es que Toppi  no le copia absolutamente a nadie, salvo en ocasiones a sí mismo. Es un autor de una personalidad avasalladora y en su camino gráfico no le ha rendido pleitesía a ninguna escuela o artista  y todo ello  a lo largo de más de 50 años de profesión. En cuanto a Pratt dibujaba tan rápido y en lugares tan inusitados, que tampoco parece que, aunque hubiera querido copiar, hubiera tenido tiempo 

Las dos planchas que presentamos son muy bellas. Toppi siempre se ha interesado por la composición de página y aquí se puede ver claramente, en cuanto a Pratt solo lo ha hecho en muy contadas ocasiones, y en su última etapa creativa, casi nunca.
Lo  incuestionable, es que la plancha de Pratt es muy anterior. Pero nos cuesta creer que Toppi hubiera querido ‘homenajear’ a Pratt. Su admiración por el autor de Corto Maltés era muy limitada, pues pensaba que lo que le faltaba en dibujo,  lo rellenaba a base de ‘cuentos’. Enigmas sin resolver...
Pratt y Battaglia.

Venecianos de nacimiento (Battaglia) y de vocación (Pratt), se conocieron muy jóvenes. Un hecho insignificante, un ingenuo engaño en la posguerra por parte de Battaglia cuando ambos pertenecían al grupo de ‘Asso de Piche’,  hizo que su relación se enfriara, y así continuaría el resto de su vida (lo que no impidió que en alguna ocasión Battaglia le dejara dinero a Pratt, tras su retorno a Italia). 


Battaglia tenía una sincera admiración por Pratt, no solo por el dibujo, sino sobre todo por su capacidad narrativa. Admiraba también su resolución y valentía a la hora de afrontar los problemas cotidianos de la existencia. Pratt por su parte, admiraba el maravilloso grafismo de Battaglia, pero en lo vital eran líneas paralelas que no llegarían a entrecruzarse nunca.
La página de ‘El hombre de Nueva Orleans’ pertenece a un trabajo para la editorial de Bonelli y es muy posterior a la portada de Pratt para  ‘Sgto. Kirk’. Hay en ella, lo que parece ser un homenaje premeditado de Battaglia hacia la forma de hacer indios de Pratt (muy curiosa y elegante). Aunque los dos dibujos son distintos, el imaginario es común. Y el imaginario es de Pratt (Ticonderoga, Wheeling).
6.-Un salto al vacio: Eisner y Culebro.

Ulises Culebro es mexicano y un buen dibujante y diseñador gráfico. Lleva bastantes años en España siendo director grafico de ‘El Mundo’, la cabecera dirigida por Pedro J. Ramirez.  Por su labor ha recibido varios premios periodísticos internacionales. Igualmente ha destacado en la ilustración y aquí traemos un hermoso dibujo perteneciente a una edición de Pedro Tabernero para demostrarlo  

Will Eisner nos insistió durante bastantes años en libros y conferencias sobre el tema del  ‘arte secuencial’ y la  ‘novela grafica’. Su idea al respecto tuvo bastante aceptación estando él vivo y después mucho más, tanto a nivel de dibujantes y editores como de público en general. Es eso que se suele llamar ‘un clásico’ e indudablemente su influencia en el medio ha sido y es grande.

No parece haber nada en común. Hablar de plagio o impostación no nos parece razonable y sin embargo…  estos vuelos son extrañamente parecidos.
 
7.-Perspectivas en n dimensiones: Ercher y Rodrigo.

La familia de Ercher era rica por su casa (la cuarta fortuna de Holanda), sin embargo, él no parecía tener las cosas claras sobre cual iba a ser su dedicación profesional, y ya se sabe que en la mentalidad holandesa uno debe dedicarse a algo en la vida. Al final, se decidió por las perspectivas imposibles y poco antes de morir diría que hubiera necesitado como mínimo otra vida para explorar, aunque fuera mínimamente, algunas de las  ideas artísticas que todavía le bullían en su cabeza.
Rodrigo hizo un libro dedicado a un amor homosexual llamado ‘Manuel’. Es este  un tipo de trabajo que limita entre lo que podríamos llamar ‘el dibujo artístico’  y el cómic. En los años 80 se producían fácilmente este tipo de mestizajes y buena parte de los autores que dibujaron en ‘Madriz’ lo personifican (la mayor parte de ellos terminarían exponiendo en el galerismo artístico).

Desde luego Ercher no tuvo en cuenta a Rodrigo cuando hizo la obra que reseñamos (pues su dibujo es muy anterior a la obra de este) y tampoco parece que Rodrigo en su página rememorativa de la Plaza de Malasaña tuviera en cuenta a Ercher, pero...


 

23/4/09

ALBERTO BRECCIA. SQUADRA ZENITH


Interesante rostro el de AlbertoBreccia, fue su mejor y más utilizado modelo.

Todo dibujante tiende a representar, de alguna manera, sus rasgos en sus dibujos, pero seguramente Breccia es el que más y mejor lo ha hecho.

Esta es una viñeta/detalle de una página original de Mort Cinder, donde podemos observar de nuevo el nivel que llego a alcanzar en este trabajo y la expresividad de su mejor modelo.
A continuación os pongo la historieta de 8 páginas, pertenece a la serie Scuadra Zenith que realizó en 1975 para Italia, en blanco y negro y en color. El blanco y negro fue publicado en la revista "Blue Jeans" en España (1977) y la versión en color se publicó en la revista "Il Corriere dei Piccoli" en Italia (1975), el color corrió a cargo de la revista.
El tema del color es interesante ¿qué función debe tener el color en el cómic? ¿Debe dar y crear ambiente, debe clarificar la legibilidad visual y ayudar así a la lectura o debe ser un elemento más para embellecer el trabajo? Lo ideal es que cumpla todos los requerimientos como que tenga un gran dibujo (en cualquiera de los estilos gráficos), un buen guión y una buena edición. Como en cualquier lenguaje de comunicación y el cómic tiene su propio lenguaje, se puede hacer bien, regular y mal, en este caso es un buen ejemplo de un trabajo comercial realizado por un gran autor, dando un buen nivel.
De Alberto Breccia siempre se aprende algo, siempre se disfruta de su trabajo y aunque se le puede achacar algún pero, su trayectoria y logros son admirables.


Me gustaría apuntar que un lector de cómic no tiene por que ser un lector de literatura y viceversa, independientemente de la edad, más bien sería cuestión de temática, o así debería ser. Hoy día 23 de abril "Día del libro", recordad que el libro es un recipiente no un contenido.

18/4/09

HUGO PRATT. EL ESOTERISMO EN CORTO MALTÉS - 1


1.-El esoterismo en la época actual.

Definitivamente vivimos una época en que lo esotérico esta de moda. No solo en lo literario (El código da Vinci, La cena secreta, El ocho, El club Dumas...etc) también en el cine y por supuesto en la televisión (en algunos programas con explicación incluida). El concepto en occidente es antiguo y fue transitando de mano en mano a lo largo de los siglos: Del antiguo Egipto a Platón…, a los gnósticos…, los cabalistas..., los templarios...,  los sufíes...,  los alquimistas..., los rosacruces..., los masones..., los sionistas..., los nazis y así sucesivamente.

En el cómic, que es lo que nos ocupa, hay que empezar por decir, que para algunos  autores el concepto en si mismo les resulta asqueroso (Greg) y sin embargo, otros se mueven por él como pececillos en un arroyo (Hugo Pratt). A algunos como a Hergé, simplemente le apasionaba. Ya que ha aparecido su nombre, hablemos de Pratt.

2.-El esoterismo y la personalidad de Hugo Pratt.

Hay muy pocos autores de cómic que hayan sido un personaje en si mismos. Sin lugar a dudas Hugo Pratt, en este terreno, se lleva la palma. De amplia cultura, era eso que se llama un hombre de mundo. Simpático y seductor, atraía irresistiblemente a la gente en las reuniones sociales y todo el mundo salía encantado de haberle conocido, en especial las mujeres más guapas. Políglota de amplio espectro, era capaz de hablar muy correctamente varios idiomas (francés, ingles, español…) además del suyo y de un dialecto de la zona del Véneto. Tocaba la guitarra y cantaba con mucho gusto (sobre todo tangos) y también era muy gracioso e irónico cuando quería ¡Todo un personaje! Además de lo dicho, hay que reconocer que Pratt no era un cobarde. Era un jugador vital que apostaba en ocasiones todo lo que había encima de la mesa y no le rendía pleitesía a nadie. Su gran defecto consistía en pensar que todos los demás debían de ser iguales a él.



Viajero incansable, dio la vuelta al mundo en numerosas ocasiones. Se conocía la Biblioteca Británica de Londres como la palma de la mano y presumía de tener una biblioteca propia de más de 30.000 volúmenes, que iba arrastrando de casa en casa y de país en país. Octavio Paz le había recomendado que siempre alquilase, que no comprase nunca ninguna casa, para no ser atrapado por ella. Pratt hizo caso de su consejo durante bastantes años. Con todo lo dicho, la gente se preguntará: ¿Cuándo tenía tiempo para dibujar? Es fácil, si tenia urgencia en avanzar una entrega, se pasaba unos meses de trabajo intensivo en su casa y cuando no, lo hacia en los hoteles o lugares de residencia, de camino o de regreso de alguna parte. Sus viajes en avión o en barco, le servían para ir pensando los nuevos relatos e ir apuntalando ideas, luego complementaba documentación y atacaba la obra. Su estilo, lo había diseñado para eso, y era capaz de dibujarse cuatro o cinco tiras de Corto Maltés en una noche sin despeinarse.

Hecho este pequeño preámbulo diremos que la personalidad de Pratt se fue haciendo cada vez más hermética (aunque los que le rodeaban no siempre se dieran cuenta de ello). A Pratt, con el paso del tiempo, le empezó a aburrir el trato con la gente (eso le suele ocurrir a todo aquel que tiene facilidad para algo) y dirigió sus intereses hacia sus amigos de siempre y lo que podríamos llamar ‘temas esotéricos’. Los ideales juveniles, a medio camino entre el individualismo feroz, el  anarquismo y el comunismo, dejaron paso a interrogantes sobre la condición humana y su trascendencia. No sabemos que conclusiones sacó al respecto, pues creemos que no se lo contó a nadie, pero lo que sí sabemos es que una vez diagnosticado su cáncer de intestino, en lugar de dejarlo todo y dedicarse a tocar la guitarra, trabajó de forma incansable para concluir sus obras pendientes hasta que la muerte le cogió el paso y finalizó su labor.

Ugo Eugenio Prat (la h y la segunda t se las puso él) era hijo de Rolando Prat y de Ines Eveline Genaro. Llegó al mundo un 15 de Junio de 1927 en el Lido de Ravenna, cerca de Rímini, donde sus padres pasaban las vacaciones. Su padre era un hombre de orden, partisano de Mussolini, pero con una extraña afición, se sentía tremendamente atraído por las sociedades secretas (algunos fascistas tenían una vertiente épica que no les podía satisfacer ni los desfiles, ni la ópera). Su madre era una apasionada del esoterismo, la kábala y la cartomancia (en especial el tarot). Su infancia transcurrió en Venecia en una casa llena de habitaciones y de gente, hasta que su padre fue destacado a Etiopia, por una pelea con un alto mandatario de la época en 1937 (entonces colonia italiana). Allí le acompañarían él y su madre. Pero las cosas fueron mal para Italia en la guerra. Su padre moriría por enfermedad en 1942 y Hugo encontraría su tumba en 1969.  Hugo y su madre tuvieron que ser repatriados por la Cruz Roja en 1943. Sobre las dos vertientes de la familia de Hugo Pratt, diremos simplificando, que la de su padre tenía orígenes franco-británicos y la de su madre era de origen judío español (toledano), replantado en Europa. A pesar del tiempo pasado, su abuela le dejaría en herencia la llave de su casa de Toledo, una baraja árabe de ‘propiedades posiblemente mágicas’ y el irónico fatalismo del que hizo uso a lo largo de toda su vida.

Con estos antecedentes, resulta evidente que su esoterismo contaba con orígenes heterogéneos. La parte judeo-cabalística le venía de su familia y su entorno (en su infancia visitaba muchas veces el gueto judío por las tardes), pero otros elementos se los tendría que buscar por si mismo. Sin embargo Pratt, que se definió en numerosas ocasiones como agnóstico, pareció inicialmente más interesado en los elementos de aventura de sus lecturas juveniles que en cualquier otra cosa. A ello más tarde uniría su pasión por algunos temas históricos muy interesantes y muy olvidados (entreguerras, las guerras franco-inglesas de América del Norte, etc…). Hagamos una pequeña valoración de los mismos a través de las historias y temáticas de su ‘alter ego’ y compañero inseparable de fatigas, Corto Maltés.

Una aclaración antes de empezar. El espacio de un artículo en un Blog es limitado (aunque tengamos tendencia a sobrepasarlo con frecuencia) y el tratamiento de temas tan amplios no puede ser nunca realizado en profundidad. Así, que no tenemos más remedio que hacer una doble presunción: por una parte presupondremos que nuestro lector conoce la obra de Pratt y por otra, que tiene un conocimiento siquiera aproximado de los temas esotéricos. Pedimos disculpas por anticipado, si no fuera de esta manera.


3.-El esoterismo de Corto Maltés.

Analizando globalmente la obra de Pratt en Corto Maltes, puede apreciarse que Pratt amalgamaba en su composición  materiales de muy distinta procedencia. Lo documental se entrecruza con lo imaginativo y lo fantástico, a veces con referencias históricas concretas y en otras ocasiones con elementos poéticos o esotéricos que acompañan la narración. Veamos un somero apunte sobre la combinación de todo ello en el desarrollo histórico del personaje.

En su primer relato, ‘La batalla del mar salado’ (1967),  no parecía que nuestro marino (inicialmente un personaje más, en una obra coral) nos fuera a aportar algo más que aventura, aventura, y un poco más de aventura. El objetivo central del relato era bastante simple, y se centraba en la forma de hacerse rico. El único personaje un poco esotérico era ‘El Monje’, pero su misterio era un poco forzado y no llegaba a ser del todo convincente.

Cuando Pratt decidió resucitar a Corto tres años después para dedicarle toda una saga, los contenidos de  Corto parecían haberse sofisticando. El Corto Maltés que se nos presenta no es tan plano desde el punto de vista psicológico como el inicial, al tiempo que su creador introduce en la segunda tanda toda una gama de novedades temáticas.

En los 21 primeros relatos de Corto Maltés (1970-1973), para Pif (revista juvenil que estaba patrocinada por el Partido Comunista Francés) se establecen las reglas del juego. Estos relatos iniciales serán recopilados en cuatro tomos: ‘Bajo el signo de Capricornio’, ‘Siempre un poco más lejos’, ‘Las Célticas’ y  ‘Las Etiópicas’. El esoterismo que en estos libros se exhibe tiene polivalencias entre connotaciones poéticas, elementos librescos y esoterismos a pie de calle, unidos todos ellos por el pegamento de las experiencias vitales del propio Pratt, acumuladas en sus viajes por el mundo.

Con la aparición de Bocadorada (la bruja de la macumba) en el primer episodio después de ‘La balada del mar salado’, aparece un esoterismo más denso, húmedo  y primario (que el propio Pratt conoció en su estancia en Brasil). Se introducen en la estructura del relato a través de Tristán Bantam, los sueños, el tarot o los presentimientos como moneda de cambio frecuente. El personaje le viene al pelo para ‘enganchar’ al público  juvenil de ‘Pif’. Pero el destino no le permitió nunca a Corto permanecer por mucho tiempo unido a nadie y pronto el joven amigo de nuestro héroe quedará atrás.  

Pero antes, el autor nos quiere contar algunas cosillas, así que no tiene más remedio que presentarnos al Profesor Steiner, un personaje redimido del alcoholismo por nuestro infatigable marino, que aportará con sus amplios conocimientos un aval científico sobre las cuestiones a tratar (en este caso, el continente perdido de Mu, tema con el que curiosamente se cerraría el círculo, al final de la serie).

Pratt conocía y creía bastante en las magias africana y sudamericana, porque había tenido ocasión de conocerlas. De ella, sacaría en muchas ocasiones los elementos mediúmnicos y chamánicos que pululan por su obra, e iría, en un proceso sucesivo, añadiéndole otros tipos de tradiciones mágicas y esotéricas. La principal, la anglosajona de origen céltico-artúrico.

La tradición céltica estaba impresa en sus genes, y a ella le rindió pleitesía en ‘Las Célticas’. Las historias de Corto Maltés sobre Irlanda tienen un componente melancólico del que carecerán otras de sus aventuras. La ocupación inglesa destruiría concienzudamente los grandes monumentos que habían pertenecido a los antiguos reyes de la isla, pero concentraría en el corazón y la música de los irlandeses toda la esencia de su cultura  y su visión mágica de la existencia. Pratt lo sabía y le sacó partido.

En ‘Las Célticas’, descubrimos que las luchas entre naciones están avaladas por sus espíritus protectores, y que estos actúan exactamente igual que los dioses de  ‘La Iliada’, a favor de unos y en contra de otros. La conversación inicial entre Merlín, Oberón y Viviana nos dejan alucinados y sin aliento, a la vez que nos introduce en un mundo de esoterismo poético, o de lo que podríamos llamar esoterismo shakespeariano con profundos tintes líricos (La tempestad, Sueño de una noche de verano, etc…). Más tarde, en su aventura veneciana, Pratt decidió complementar y revisitar este tipo de elementos dándoles una nueva tonalidad.

Su  infancia en Etiopía fue ampliamente ilustrativa para Pratt y allí, lo real y lo fantástico no eran (ni son) mundos separados. Frecuentó la comunidad greco-hebreo-egipcio-armenia y tuvo noticias a través de la antigua literatura copta de que en la vida de aquellos que quieren saber hay siempre siete puertas secretas. El tema etíope sería tratado de forma impecable en sus relatos sobre Shamael y Kuss. Aquí, el basamento esotérico se focaliza en antiguas tradiciones africanas sobre el bien y el mal (que curiosamente tienen un origen judío).  Por otra parte, en sus relatos sobre el África negra introducirá elementos fantásticos (los hombres-leopardo), más próximos a lo mágico que a lo esotérico. Pratt no insistiría mucho en la cuestión.

Una vez desarrolladas las reglas del juego, su inventor decide moverlas o cambiarlas a su gusto y la verdad es que no lo hace nada mal. La primera página de ‘Corto Maltés en Siberia’ (1974) es impagable. La verdad es que no sabíamos que el 34 de diciembre se celebra la festividad de San Felix. Pratt se encuentra en su más alta cota como creador y grafista. Todo lo que toca en ese momento lo transforma en oro. Además, el encaje entre lo esotérico, los sueños, lo poético o lo histórico esta logrado a la perfección. Las triadas chinas (mezcla oriental perfecta entre la mafia y una sociedad secreta), las linternas rojas (sociedad secreta de carácter feminista) y todo tipo de confabulaciones en la ‘Rusia Blanca’, se mezclan en una hermosa historia, con un hermoso desarrollo y un hermoso final.


Pero será en ‘La fábula de Venecia’ (1977), donde todo un nuevo catalogo de esoterismos tomaran cuerpo. Venecia es una ciudad  misteriosa y volátil, casi etérea y un lugar muy adecuado para que florezca lo fantástico e incluso lo fantasmal. Pratt aliña el guiso del mundo de su infancia, recurriendo a personajes como el poeta Gabriele D’Annunzzio y añadiéndole un poco de oxigenación, con elementos costumbristas y castizos, de los que había tenido referencia en su ambiente familiar. A todo ello, le pone unas gotitas de marrasquino esotérico-poético. Aparecen así, desde una supuesta reencarnación de Hipatya  (poeta y matemática alejandrina), a las reuniones secretas de los masones venecianos y sus enfrentamientos con las milicias fascistas (por distintos motivos, ambos grupos le caían francamente mal a nuestro autor y se nota).

En esta aventura de Corto se mezclan antiguas leyendas hebreas sobre una esmeralda enorme (las clavículas  de Salomón) con historias medievales y penurias históricas. El tono se mueve entre lo fabulesco y lo poético. El ambiente teatral le gusta tanto en esta obra a Pratt, que se ve en la obligación a sacar nuevamente a escena  a todos sus personajes al final (tanto los vivos como los muertos) para saludar a sus complacidos lectores.

No tocaría lo esotérico en ‘La juventud de Corto Maltés’ (1984), ni en ‘Tango’ (1985), pero si en un álbum que sería completado en ese mismo año. En ‘La casa dorada de Samarcanda’ (1980-1985) aparecen dos nuevos elementos, muy queridos por los esoteristas: el doble y la sombra. Tengamos en cuenta que en la tradición mistérica, todo aquel que se encuentra con su propio doble, se encuentra muy próximo a la muerte. Su viaje incluye también una secta de adoradores del diablo (documentada históricamente) y elementos fantásticos y misteriosos. Pero no por ello Pratt deja de ser fiel a si mismo. Son elementos que a fin de cuentas, enriquecen el contenido general sin pretender ahogarlo.

Donde su afición hacia lo esotérico ya no se puede reprimir, es en el viaje que Corto realiza a Suiza (en ese momento ya vivía en Grandvoux, cerca de Lausana). En la casa de Hermann Hesse (escritor, por cierto, también bastante esotérico),  Corto (o tal vez Pratt) empieza a sentir extraños presentimientos sobre su muerte. En un magnifico alarde consigue escapar de la muerte con guadaña incluida y beber de la fuente de la eterna juventud.


Con la parca o sin ella, lo que si esta claro en ‘Las Helveticas’ (1987) es que la acumulación de elementos esotéricos empieza a asfixiar  el relato en si mismo. Las largas peroratas no parecen conducir hacia ninguna parte en el desarrollo de la historia e incluso Corto, en muchas ocasiones, resulta cargante en su escepticismo ‘avant la lettre’. Pratt por primera vez, centra su historia en la magnificación de los elementos esotéricos, sin efectuar el sutil balanceo de los mismos que había hecho hasta entonces. No sabemos qué, pero algo había pasado en la vida de Pratt.

 ‘Mu’ (1988) seguiría la senda iniciada por ‘Las Helveticas’ y puede ser considerado su trabajo más fallido a todos los niveles. La presentación de la obra es casi más larga que la obra misma). Pratt no solo introduce todo un batiburrillo de elementos heterogéneos, sino que al final, es incapaz de soldarlos en un relato coherente.  Nuestro autor caerá en la misma trampa, en la que ya años atrás había caído su compatriota Umberto Eco con ‘El péndulo de Foucault’. Lo esotérico y misterioso es un caballo que debe ser domado con mano de hierro en su enfoque narrativo, por todo autor que no quiera ver devorada su obra por su esencia expansiva. Así le ocurre a Pratt en ‘Mu’ y la parte consume al todo. Hasta entonces, a base de sutiles inclusiones en el guión, el esoterismo de Corto Maltés había sido digerible e incluso hasta en alguno de sus aspectos verosímil; pero cuando intenta explicarnos el continente perdido de la ‘A’ a la ‘Z’, su resultado final es un poco ‘naïf’ y farragoso.

En resumen, Pratt introduce en su interpretación de lo esotérico elementos de muy distinta factura, pero de todos ellos, los que peor encajan son los relativos a antiguas culturas desaparecidas del tipo Von Daniken (pero sin extraterrestres). Quizás sea un tema difícil de atacar por lo fragmentario de los elementos documentales o simplemente el puzle sea inencajable. En contrapartida, los esoterismos chamánicos, cabalísticos, negro-sudamericano, o los de origen céltico-artúrico-shakesperiano son manejados con mucha soltura y solvencia creativa. En cuanto al acercamiento de lo que podríamos llamar  ‘la tradición esotérica suiza’, no nos parece que Pratt acertase ni en el fondo, ni en el tono.

Para finalizar, cabe hacer un último apunte complementario sobre la forma de tratar lo esotérico de Pratt. Sus interpretaciones globales son siempre positivas, al igual que en el resto de su obra. Pratt nunca es oscuro o negativo en su apreciación del mundo:  incluso cuando pretende ser crudo, no termina de convencernos del todo. Lo más a lo que llega, es a una cierta tristeza melancólica, sobre todo cuando Corto abandona a alguna de las mujeres que ama (sentimiento, posiblemente compartido por su autor, que tuvo que dejar unas cuantas a lo largo de su vida). Lo que pueden atestiguar millones de ‘sus’ lectores, es que todos los personajes por él creados son humanos y se les coge fácilmente aprecio.

El esoterismo presente en Corto Maltés, (salvo en sus dos últimas obras) nunca fue posesivo, era simplemente presencial, pero no contaminaba a los protagonista, ni la narración. Hay un tono de optimismo consustancial al marino, que impregna toda su obra. El propio Corto en su infancia descubre que no tiene la línea de la fortuna en la palma de la mano y lo remedia por la vía rápida, haciendo uso del filo de una navaja. Con ello Pratt nos dice que todo hombre es el dueño de su destino. Más optimismo, ¡Imposible!

Pratt utilizaba en lo narrativo el tema esotérico de la misma forma que el histórico. Realizaba un bonito juego que consistía en dar una pincelada sobre algo y esperar que el lector supiera de que se estaba hablando o simplemente se tomara la molestia de buscar más información sobre  ello, pero en esta ocasión por su cuenta y riesgo. Mientras tanto y como si nada, él sigue desarrollando la historia que nos cuenta. Con el tiempo pondría introducciones aclaratorias no siempre de su puño y letra (que no creemos leyera demasiada gente), en las que lo más interesante eran las preciosas acuarelas que las ilustraban. Un lector de cómic de tipo medio, eso solo se lo permite a Pratt, al igual que los editores le trataban mejor (y en ocasiones peor) que a otros dibujantes, gracias a su “encanto” natural.

En el trato personal, Hugo Pratt daba la impresión de estar un poco cansado del mundo y de la gente y de guardar mucho más de lo que contaba. En sus relatos, no sabemos si la muerte no le hubiera alcanzado lo que nos hubiera podido contar, pero estamos seguros que con su desaparición quedó sellada la puerta que daba acceso a mundos únicos y maravillosos, mundos a los que solo Hugo Pratt tenía acceso.

Que Hugo Pratt sabía hacer magia, no nos cabe la menor duda, pero de lo que no siempre hemos estado tan seguros es de que su magia fuera de tipo esotérico.